Cartas de los lectores

10 de febrero

El derecho de Eulana
Prepotentes, fariseos e inhumanos. Así son quienes no han estado dispuestos a respetar el pensamiento de Eluana Englaro –que llevaba 17 años en coma– y el de su familia, al obligarles a revivir cada día la muerte y no respetar su idea: vivir libre y con dignidad o morir. Quienes han bramado pidiendo que se le siguiera alimentando a la fuerza pretendiendo condenarla a vivir sin límites, como Silvio Berlusconi y parte de la jerarquía de la Iglesia católica italiana, ni siquiera han tenido el detalle de ir a visitarla para mirarla y sentir las sobrecogedoras huellas de la enfermedad.
No son capaces porque saben que han incumplido su propio lema –dicho por el cardenal Antonio Cañizares parafraseando a Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano–:"Poner a cada ser humano, cada persona, en el centro de nuestras atenciones". En este caso, una vez más, lo han incumplido, al negar a Eluana (como ser humano) las atenciones necesarias para que pueda descansar en paz. Es difícil otorgarle a Silvio Berlusconi credibilidad para hablar de la vida cuando, a la par, pide al personal médico que denuncie a los inmigrantes que van a las consultas para poder expulsarles. De esta forma, les niega la cobertura sanitaria y les obliga a morir en las calles.
Giuseppe Englaro y toda la familia de Eulana han demostrando un verdadero amor incondicional a su hija, al haberla acompañado en el proceso de su derecho a una muerte digna contra viento y marea, porque han tenido la razón del derecho de su parte y, sobre todo, la convicción moral.
Teresa Sáez /Estella-Lizarra


La crisis, según Obama

Una de las medidas urgentes contra la crisis que ha puesto en marcha el presidente norteamericano es la contención salarial de los grandes ejecutivos. El Gobierno español se ha desmarcado de esa medida alegando que no es posible llevarla a cabo porque, contrariamente a lo que ha sucedido en Estados Unidos, nuestras empresas no han sido intervenidas con dinero público. Tengo que matizar que ese enfoque no es correcto, ya que el modelo impositivo europeo permite ajustar las tablas salariales de IRPF y Seguridad Social. Paradójicamente, en España estas han ido disminuyendo en los últimos diez o doce años.
Si Obama está en lo cierto y esa medida es acertada, además de urgente, el Gobierno español debería replantearse un aumento de las retenciones en los salarios y bonus que perciben los grandes ejecutivos, entre otras medidas. De esta forma, el Estado estaría corrigiendo uno de los primeros errores importados del modelo norteamericano, por extensión, causante de la crisis: basarse en el consumo desmedido en lugar de en los impuestos –columna vertebral del nacimiento de la Europa del bienestar– frente al tanto tienes tanto vales.
De no hacerse así, con un consumo y acceso al crédito fuera del alcance de muchas familias, se empezaría a correr el riesgo de hacer una fractura social entre clases como la que ya sufrió España en los cincuenta y setenta.

Carlos Arilla /Galapagar (Madrid)

¿Sobran inmigrantes?
Celestino Corbacho, emigrante extremeño que ha hecho carrera política en Cataluña y que ahora vive en Madrid, ha trazado el umbral de la tolerancia pública ante los inmigrantes al decir que "España ya no puede absorver más inmigración". Además, cree que la intervención ha de ser inmediata: contratación en origen tendente a cero, incentivar el retorno de los parados, conseguir que haya menos inmigrantes al dificultar la reagrupación familiar. A partir de ahora, sólo soportamos al extranjero que acuda a nosotros como mano de obra muy cualificada...
Pero cuando el trabajo (o la falta de trabajo) se convierte en un problema social central, cuando se está empezando a admitir que ya no es posible una sociedad de pleno empleo, cuando la UE piensa en fórmulas de distribución del trabajo (flexiseguridad), ofrecer la permanencia en el empleo como la única vía para mantener la residencia de los extranjeros en España resulta de un cinismo hiriente.
La experiencia migratoria de los últimos 25 años demuestra que, para conseguir la integración social, no importa tanto el número de personas inmigradas, como las condiciones de trabajo que seamos capaces de crear entre todos, autóctonos y foráneos. El ministro contribuye con sus declaraciones a mantener el imaginario colectivo que ve la inmigración como algo ingobernable, un asunto sospechoso para el orden público y perseguible de oficio.
Luis Fernando Crespo /Alcalá de Henares (Madrid)

El negacionismo está de moda
Mahmud Ahmadineyad y algún obispo niegan el Holocausto; algunos fundamentalistas niegan la evolución; José María Aznar y el primo de Mariano Rajoy niegan el cambio climático; los bancos nos niegan el crédito; algunos medios y peones niegan la autoría de Al Qaeda en el 11-M, etcétera. ¿Para cuándo alguien que niegue la crisis? El Gobierno sólo aguantó unos pocos meses y desde entonces nadie se ha atrevido a hacer lo mismo.
Si nos fijamos en estos movimientos negacionistas, vemos que todos están creados para proteger los intereses de la derecha. Podemos concluir que la situación actual sólo beneficia a los que quieren sembrar el miedo, la desconfianza o la incertidumbre.Es decir, los que quieren llenar los templos, sembrar la xenofobia entre los trabajadores o mantener su puesto en algún consejo de administración.
Porque las crisis no son más que un mecanismo desarrollado por el capitalismo para forzar el flujo de recursos desde los pobres hacia los ricos en tiempos de escasez.
Albert Gomis /Mislata (Valencia)

Más Noticias