Cartas de los lectores

12 de abril

Capitanes de barco
En relación con el cambio de ministros en el Gobierno, dice Mariano Rajoy que no se ha nombrado a los mejores, pero que el problema no está en la tripulación, sino en el capitán.
Admito, Sr. Rajoy, que el presidente del Gobierno, como capitán del barco, esté desorientado –como el resto de los mandatarios mundiales– en este proceloso mar de la crisis. Comprendo que ningún ministro le parezca a usted lo suficientemente bueno para la tarea encomendada. Comprendo que, como jefe de un partido en la oposición, haga usted demagogia hasta el punto de responsabilizar al presidente Zapatero de haber provocado todos los males que sufre nuestro país y buena parte del mundo.
Dicho esto, ¿no siente usted vergüenza al criticar el liderazgo de su adversario político cuando su autoridad, como capitán del barco del PP y aspirante a serlo del Gobierno, está en entredicho por su incapacidad de poner orden en su tripulación y por mantener en sus cargos a importantes mandos implicados en presuntas corruptelas?
Así las cosas, ¿cree usted que los españoles podemos nombrarle capitán del barco de España sin temor a que ponga en riesgo a los pasajeros? ¿Podemos confiar en sus mágicas, infalibles y desconocidas medidas para salir de esta preocupante crisis? Si la respuesta es afirmativa, ¿a qué espera para pedir una moción de censura y elecciones anticipadas?
Pedro Serrano Martínez / Valladolid

Ciudadanos ejemplares
No entiendo cómo alguien puede extrañarse de la actitud del PP en relación a los supuestos escándalos que se le atribuyen en sus filas y la defensa que hacen sobre la honorabilidad de los presuntamente implicados y su presunción de inocencia.
No debemos olvidar que este partido, por mucho que quieran hacernos creer en su vena democrática de toda la vida, es heredero del franquismo y de la derecha más rancia. ¿Que un juez se ve con un consejero en un restaurante? Será un almuerzo para hacer que la justicia funcione mejor para todos. ¿Que hay sobradas sospechas sobre un presidente de diputación? Somos unos degenerados por pensar mal del benefactor de toda una provincia. ¿Que existen sobradas sospechas de espionaje en una comunidad? La culpa es de los periodistas, que mienten mucho.
No seamos desagradecidos y no desconfiemos de estas maravillosas personas que, de manera absolutamente de-
sinteresada, se preocupan por nuestro bienestar, y disfrutemos de a lo que tenemos derecho: una buena hipoteca, salarios bajos, que la Sanidad deje de ser pública, etc.
Isidoro Sánchez Martín / Madrid

Presidentes indignos
Mi enhorabuena al pueblo peruano, que ha sabido juzgar y condenar con tanta madurez a un presidente indigno, Alberto Fujimori.

Ojalá su ejemplo avergüence a otros países de América y Europa, que presumen ser los más democráticos, y les mueva a juzgar y condenar a presidentes indignos que causaron muchas más víctimas con la misma excusa de luchar contra el terrorismo.
Verónica Castro Mulder / Madrid

Tender la mano
Ahora en Francia, como antes en Italia o en nuestro propio país, se criminaliza uno de los principales valores del ser humano, convirtiendo en delito lo que debería ser una obligación: tender la mano. En este mundo al revés, en el que el dinero dicta las reglas éticas, no importa mancharse de sangre o emponzoñarnos el alma.
Todo vale para servir al tétrico señor y, si hay que acorazar los corazones europeos y arrebatarles lo que les hace humanos, pues así sea.
En la tierra de la fraternidad se tipifica el delito de solidaridad, cumpliendo con la estrategia dictada por toda la Unión Europea, y miles de personas se han lanzado a la calle en protesta. Se nos vacía de nuestros mejores valores para convertirnos en desentrañados ciudadanos al servicio de un sistema injusto y perverso.
Ante esta declaración de guerra contra nuestros principios, a la gente corriente sólo nos queda la desobediencia. Que sea nuestro criterio, y no las leyes envenenadas como esta, el que inspire nuestra relación con los inmigrantes. Y si la consecuencia es que las cárceles acaban abarrotadas de presos de conciencia, pues que así sea también.
Ana Cuevas Pascual / Zaragoza

Procesiones y manifestaciones
El negocio no ha hecho más que empezar. Pronto lo veremos extendido y ampliado a otros temas, como un lazo negro en la procesión del Santo Entierro para protestar contra la eutanasia.
En esa estafadora alquimia, se está intentando transformar y convertir la piadosa conmemoración milenaria de la pasión de Jesús, subvencionada de distintas maneras por muchos ayuntamientos, en una manifestación no autorizada y a cara tapada, con participantes y público en gran parte ajenos a este montaje. Y todo eso no para defender la propia fe o costumbres, que nadie les obstaculiza practicar, sino para prohibir por ley que quienes piensen de otro modo puedan hacerlo, impidiendo que existan leyes democráticas, semejantes a las de los demás países europeos.
Ya los Reyes Católicos politizaron la religión para ponerla al servicio de sus intereses personales, autoritarios, centralistas; negocio que hace poco un militar rebelde repitió, también a sangre y fuego, y que ahora intentan resucitar sus herederos en el siglo XXI, con esas y otras algaradas, bajo excusas religiosas y morales, como siempre.
El precio de la libertad, de los derechos humanos, es una perpetua vigilancia.
Luis Escobar Huerta / Madrid

Más Noticias