Cartas de los lectores

8 de julio

La Vicepresidencia Primera puntualiza
En el reportaje titulado "El Gobierno escatima fondos a las exhumaciones", publicado ayer en Público, se hacen afirmaciones y se vierten datos incorrectos que querría puntualizar para información de sus lectores.
En primer lugar, el Gobierno no escatima fondos a las exhumaciones.
Muy al contrario, desde el año 2006, incluso antes de que se aprobara en el Parlamento la llamada Ley de Memoria Histórica, ha venido contribuyendo a través de las subvenciones convocadas por el Ministerio de la Presidencia a la excavación de fosas comunes.
Es inexacto, como se afirma en el reportaje, que sólo un 19% de estas subvenciones se dediquen a las exhumaciones. Lo cierto es que los proyectos para excavación de fosas, que son los que en mayor número y con mayor importe se han venido subvencionando, suponen el 23% de estos fondos.
También resulta inexacto que el Ministerio destine cada año a las subvenciones para memoria histórica una cantidad aproximada de dos millones de euros, ya que en 2006 y en 2007 destinó en torno a tres millones en cada ejercicio; y en 2008 y 2009 la cifra ronda los cuatro millones de euros anuales.
Lo que sí es exacto es que el Gobierno exige escrupulosamente que se rindan cuentas del uso de cada subvención. Así lo establece la ley cuando se trata de la concesión de dinero público. Del mismo modo que establece que sean los mejores proyectos, entre los que concurren libremente, los que sean subvencionados.
A las cuatro convocatorias de subvención que ha realizado el Ministerio de la Presidencia se han presentado muy buenos proyectos por parte de muchas asociaciones. Y se han obtenido muy buenos trabajos en los diferentes ámbitos en que cada asociación opera: recuperación de testimonios, estudios e investigaciones, trabajos sobre archivos, homenajes, etc. Todo ello forma parte también de la recuperación de la memoria histórica.
Ángeles Puerta /Directora de Comunicación Vicepresidencia Primera del Gobierno de España

El cuento de siempre
Con el precedente del golpe militar de Estado en nuestro país en 1936, el de Chile en 1973 y tantos otros, resulta sorprendente que haya ingenuos que se crean las justificaciones golpistas basándose en supuestas irregularidades de las leyes constitucionales ad hoc de cada país, cuando la razón fundamental de casi todo golpe de Estado es sólo para salvaguardar de manera más segura los intereses de la oligarquía de cada país. Sucedió con Azaña, Allende... y ahora con Zelaya.
En este último caso se observan tres importantes contradicciones que desvelan la hipocresía de los defensores del golpe: "Zelaya es un oligarca antipopular que se cambió de bando", "Zelaya es amigo de Castro, Chávez y Evo Morales" y "Zelaya tenía la intención de dar el golpe para perpetuarse en el poder". ¿Cómo pueden los defensores de las oligarquías acusar a Zelaya de "oligarca antipopular"? ¿Cómo se le puede reprochar que se acerque a gobernantes de izquierdas cuando estos son enemigos de las oligarquías? ¿Cómo pueden acusarlo de "potencial golpista" los que perpetran y apoyan un golpe "preventivo"?

Si la democracia se dirime en las urnas por el voto del pueblo, los golpistas hondureños obedecen a los intereses oligarcas antipopulares y norteamericanos para violar la democracia. Creo que la mayoría de los que justifican el golpe optan por la mentira y la manipulación. Una prueba más de que es así es la
adhesión incondicional de la extrema derecha de este país.
Manuel G. Burgos / Madrid

Volar de pie
Parece que al presidente de la compañía aérea de bajo coste irlandesa Ryanair le da ahora por manifestar a los cuatro vientos que está estudiando la posibilidad de permitir a una parte del pasaje viajar de pie en sus aviones, con objeto de que puedan volar mayor número de viajeros y de que los costes de la compañía resulten sensiblemente inferiores.
Tras el recargo por sobrepeso, el impuesto por ir al baño y la eliminación de la facturación, tal vez las siguientes brillantes ideas puedan ser viajar a corderetas sobre los hombros de los pilotos, apilados encima de las azafatas o atados a las alas del aparato.
Me da la impresión de que existe una pizca de cachondeo, pues, en lugar de preocuparse por la comodidad y, sobre todo, por la seguridad del viajero, este audaz empresario se centra machaconamente en que el ser humano pueda ir cual sardina en lata. Se le agradece mucho su continuo e ímprobo trabajo mental, pero, en lo que se refiere a mí, como que no cuente.
Mar Ramos / Zaragoza

Mimetismo
Hay noticias que, por desconocimiento o incomprensión, aportan una dosis de desconcierto y estupefacción que puede crear ciertas dudas respecto a la capacidad que tiene uno para entender lo que ocurre a su alrededor.
Cuando todo parecía indicar que China, el país que ha sorprendido por su ritmo de crecimiento económico, modernización y desarrollo tecnológico; reforzaba su idiosincrasia y cultura y dirigía la mirada a occidente desde otra perspectiva, resulta que, cada día, son más los jóvenes (con mayor incidencia en la mujer) que realizan operaciones de cirugía estética en sus párpados con el objetivo de occidentalizar su imagen.
¿Por qué esa necesidad de practicar el mimetismo? ¿Cómo el siglo de la preocupación por el cuidado y conservación del entorno y el medio ambiente también es el de la desnaturalización o rechazo de lo inherente?
Alejandro A. Prieto Orviz / Gijón (Asturias)

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