Cartas de los lectores

30 de julio

Violencia machista
Dicen las estadísticas que una mujer muere por violencia machista en nuestro país cada cinco días. Yo añadiría que hay muchas mujeres al día que, sin llegar al resultado de muerte, son maltratadas física y psíquicamente por el hecho de ser mujer –de ahí, el nombre de violencia machista–.
Es algo por lo que un grupo, cada vez mayor, de hombres y mujeres luchamos por erradicar no sólo a través de manifestaciones y concentraciones, sino también educando desde las aulas y desde el ámbito familiar.
Nos preocupa el más mínimo paso atrás que dé la sociedad, porque las mujeres son las más perjudicadas. También nos preocupa que nuestras adolescentes se sientan halagadas por un arranque de celos de su amado, equivocando amor con posesión. Recordad que desde el primer atisbo de maltrato hay que plantar cara. Si no puedes por ti misma pide ayuda, pero no permitas ser anulada como persona.
Mª José Izquierdo / Teruel

‘Frikifachas’
Me pregunto por qué muchos políticos de derechas acaban convirtiéndose en frikis. También me pregunto si podemos hablar ya de los frikifachas como una categoría con la suficiente entidad como para convertirse en todo un
fenómeno social.
Para los frikifachas no existe la vergüenza ni la humildad, pregonan unos valores que personalmente no asumen y terminan no sabiendo afrontar su deterioro físico con dignidad.
El enemigo del frikifacha es indiscutiblemente su propio ego, que crece de forma desmesurada después de ganar sus primeras elecciones.
Existen muchos ejemplos, pero el político que mejor recoge la esencia de esta subcategoría es sin duda el ex presidente José María Aznar. Como buen representante del grupo, Aznar es friki hasta para practicar deporte –como hemos sabido recientemente, lo practica de forma compulsiva–. Por desgracia, atrás quedan sus grandes momentos que tanto nos hicieron reír, como cuando daba conferencias en idiomas que todavía desconocía, pero ¿han existido siempre los frikifachas? Seguramente Franco fue el primer representante español, pero la censura de entonces se encargó de que no trascendieran
sus excentricidades...
Cayetano Ros Sánchez / Cartagena(Murcia)

La leal dimisión de Bárcenas
Si por lealtad fuera, hace ya tiempo que Bárcenas habría tenido que dimitir, pero lo ha hecho ahora de mutuo acuerdo con Rajoy y mantiendo su acta de senador, demostrando así que su lealtad tiene un límite y que no está por la labor de perder su condición de aforado –y el sueldazo que ello conlleva–.
En cualquier caso, su gesto no emociona. Esta lealtad tan tardía, brindada tan a regañadientes, de naturaleza tan espesa, no nos dice nada.
Si además observamos lo contenta que ha puesto a Esperanza Aguirre, que hasta le ha cantado el cumpleaños feliz a su adversario, el ministro Alfredo Pérez Rubalcaba, es para echarse a temblar.

Mario López Sellés / Madrid

Criterio
Creo que una buena manera de formarnos una opinión crítica acerca del fracaso del Diálogo Social sería leer las propuestas finales de las partes negociadoras y enjuiciarlas conforme a nuestro leal saber y entender –dejando al margen interpretaciones sesgadas y manipulaciones interesadas–.
Ha caído en mis manos alguna de esas propuestas de la CEOE y, después de leerlas unas cuantas veces, sólo llego a dos conclusiones posibles: o muy lerdos son sus autores o echan mano de lo ambiguo y lo abstracto para no decir nada y decirlo todo a la vez, es decir, para interpretarlo según convenga. ¡Con lo fácil y agradecido que es valerse de mensajes claros, directos y valientes!
Corren buenos tiempos para preguntarse si algunos sectores de la derecha española entienden el significado de la palabra honestidad, y no hay que olvidar que una de las cinco patas sobre las que se asienta esta derecha es precisamente la patronal.
Pedro José Álvarez / León

Política de especulación
Se está criticando que en una nueva contrarreforma –y ya van muchas– de la legislación de vivienda se introduzcan más motivos –también llamados pretextos– para los desalojos forzosos. Y, a tal fin, se han repescado varios de los motivo que
regían cuando había una cierta estabilidad respecto al asunto de las viviendas.
Pero, ahora, aunque tales motivos no se den y no quepa esgrimirlos, el inquilino puede ser desalojado o, alternativamente, coaccionado bajo la amenaza del desalojo al cabo de un denominado plazo mínimo –¡y tan mínimo!–,
por añadidura de los altísimos precios que han ido imponiéndose en las viviendas a causa de una política de especulación y de los recientes desahucios exprés.
Juan Lara y María Vicente / Madrid

El insaciable capitalismo
Últimamente vemos cómo los representantes empresariales están empeñados en imponer el despido libre, baratito y lo más rápido posible.
Quieren presentar el coste de los despidos como uno de los motivos de la actual crisis económica, y el abaratamiento del despido como una solución a la misma.
Uno de los remedios que estos señores empresarios –incluidos los banqueros– deberían proponer son esos beneficios históricos de los que tanto presumieron pese a la que se avecinaba, y que con ellos hiciesen funcionar las empresas manteniendo a los trabajadores que, en definitiva, somos la única posibilidad para recuperar la economía.
José Fernández

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