Cartas de los lectores

15 de enero

Gracias a los anónimos trabajadores
Con las adversidades climatológicas de los últimos días, en los que la presencia de nieve, hielo y lluvia ha sido causa de cuantiosas perturbaciones, perjuicios o problemas a lo largo y ancho de la geografía española, un buen número de personas que trabajan en diferentes sectores públicos y privados desarrollando actividades vinculadas a la prevención, mantenimiento, reparación o atención de emergencias han hecho posible que los servicios básicos funcionaran con la mayor normalidad posible, que el número de ciudadanos afectados por las contingencias se viera reducido o que la parte de la población directamente dañada fuera auxiliada. Es de agradecer la dedicación y el esfuerzo de estos anónimos trabajadores.
Alejandro Prieto Orviz / Gijón (Asturias)

Valores de la artesanía para la cooperación entre ciudadanos
La artesanía es la actividad que mejor ayuda a lograr objetivos de futuro como el entendimiento entre culturas, el desarrollo sostenible o una mejora de las condiciones de vida de los más desfavorecidos.
La artesanía genera mucha mano de obra pero necesita una inversión pequeña, protege tradiciones y valores culturales y sociales como la integración de excluidos en la actividad comercial y actividades acordes con el desarrollo sostenible, la explotación racional de los recursos naturales y la adaptabilidad a los mismos, así como fomenta el desarrollo de la
cooperación cultural a través de Internet.
Entre los valores económicos de la artesanía, es de destacar que incentiva el comercio internacional, cubre la demanda de las sociedades de consumo sobre productos artesanales de calidad y, gracias al comercio de la artesanía posible, se convierte en fuente de financiación del desarrollo sostenible y la conservación ambiental.
José Javier Calvo Olmeda / Cuenca

Es esencial que se tenga en cuenta la vida laboral completa
Me llamo Damián, tengo 58 años y comencé a trabajar como asalariado por cuenta ajena y dado de alta en el Régimen General de la Seguridad Social a los 14 años de edad, es decir, en el año 1966.
Ahora, después de todos estos años, me he quedado sin trabajo, al igual que cientos de miles de trabajadores de mi edad, y lo que es peor, sin prácticamente ninguna posibilidad de encontrar un nuevo trabajo, ya que para la mayoría de empresas soy demasiado mayor.
Fui a la oficina de la Seguridad Social con el fin de informarme sobre la viabilidad de jubilarme a los 60 años, puesto que la cantidad mínima de años cotizados está más que cubierta. Su respuesta fue que lo que cuentan son los últimos 15 años cotizados, con lo cual mi jubilación prácticamente desaparece, al no poder haber cotizado los seis últimos años de mi vida laboral.
Ante esta situación me pregunto: ¿qué pasa con mis 40 años cotizados? ¿Tiene más derechos que yo, a la hora de jubilarse, un trabajador que, aun habiendo cotizado menos tiempo, tenga la suerte de poder haberlo hecho en los últimos 15 años? ¿Qué ocurrirá con las pensiones de los miles de trabajadores que están en mi situación?
Pido al Gobierno, y en especial al presidente Rodríguez Zapatero, que derogue la actual ley que rige esta norma y proponga una nueva que tenga en cuenta la vida laboral completa de los trabajadores.
Damián Pérez Sánchez / Torrejón de Ardoz (Madrid)

La guerra, o el temor a ella, es una de las mayores manifestaciones de poder
Ha habido muchas guerras a lo largo de la Historia. Ninguna necesaria: entre naciones, de expansión del territorio, imperiales, coloniales, religiosas, ideológicas, civiles...
Las guerras se preparan con falta de respeto, odio, explotación de los pueblos, represión, carreras de armamento. La paz también hay que prepararla: hay que buscarla con diálogo, diplomacia, desarme y cooperación.
Nadie quiere guerras; son casi lo más temido por los ciudadanos. Sí que les interesa a algunos pocos, como a los productores y comerciantes de armas y al poder, ya que la guerra, o el temor a ella, es una de las manifestaciones más tremendas del mismo.
Bernardo de Llobet Collado / Madrid

Pésima gestión de los cursos para el título de vigilante de seguridad
Me gustaría dar a conocer una situación que se está dando en muchos centros que imparten el curso para vigilantes de seguridad, ya sea subvencionados por fondos públicos o pagados por los propios interesados.
Te inscribes en un curso que cuesta aproximadamente mil euros o uno subvencionado (que pagamos todos de nuestro bolsillo), y te admiten aunque incumplas uno, varios, o todos los requisitos legales que son necesarios para que te concedan la placa que te permite ejercer como vigilante bajo la promesa de que te ayudarán a superar estas barreras: tener nacionalidad europea y menos de 56 años, no tener antecedentes penales, pagar las tasas del examen, tener el diploma que acredita haber aprobado el curso que imparten los centros homologados para tal fin, y el principal y más generalizado de los problemas: ser graduado en ESO o su equivalente a efectos laborales.
Bajo su consejo, y después de escribir varias cartas al Ministerio de Educación, de Interior y a los organismos autonómicos, la citada equivalencia es denegada a pesar de que demuestras con el documento de vida laboral que por edad, experiencia y madurez física e intelectual estas capacitado para ejercer ese trabajo.
Te animan y, después de superar todas las pruebas con éxito, la policía te dice que no cumples los requisitos. A mi juicio, los centros educativos deberían impedir que nadie que incumpliera alguno de los requisitos realizara el curso, pero entonces se les acabaría el chollo.
Un negocio redondo para todos menos para el parado, que sólo quiere un puesto de trabajo con el que sobrevivir él y su familia.
Luis García González / Canet de Mar (Barcelona)

La oposición de la Iglesia al aborto es ambición de poder
La oposición de la Iglesia al aborto es una cuestión de ambición de poder.
Si la jerarquía católica cediese, o fuese vencida, en temas como el aborto, los anticonceptivos, el condón y la castidad (es decir, en todo lo que abarca la represión sexual), se quedaría sin armas de mando. La tentación de poder es la más honda sensación del corazón humano e implica imponerse a los otros.
Eduardo Cierco / Pozuelo de Alarcón (Madrid)

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