Cartas de los lectores

11 de abril

El dinero público, privatizado
Además de su vergonzoso look ético y estético, la trama Gürtel es otra muestra más de la privatización de lo público, en este caso el dinero de los contribuyentes.
En vísperas de la campaña de declaración de la renta, echo en falta que se subraye este aspecto: todas las operaciones delictivas que está desvelando el sumario de la Gürtel se han hecho con dinero procedente de nuestros impuestos. Dinero que hemos ganado honestamente con nuestro trabajo. Dinero que iba destinado a financiar gastos, servicios y equipamientos sociales en ayuntamientos y comunidades autónomas. Y dinero que finalmente ha terminado en el bolsillo de personajes sin escrúpulos, en paraísos fiscales o pagando los fastos del PP. ¿Es tan difícil de entender que este dinero estaba destinado a camas de hospital, a nuevos colegios, a la mejora del transporte público o a ayudas a la dependencia?
Alberto Gil

Decisiones económicas y misterios del siglo XXI
El anuncio del recorte en la oferta de empleo público ha provocado un enorme malestar en los sindicatos, así como un profundo desencanto en los opositores.
En su afán de enjugar el gran déficit existente en las arcas públicas y dentro de su cacareado plan de austeridad, nuestros gobernantes han decidido atacar por este frente. Más de uno, cansado de llevar pegada la crisis como si fuera su propia sombra desde hace tiempo, estima que mejor habría sido atacar en profundidad otros frentes de triste y doloroso recuerdo, como los casos Gürtel y Palma Arena –entre otros–, donde se esfumaron escandalosas cantidades de dinero público.
Constituye un insulto a la inteligencia, así como un enigma sin resolver, comprobar cómo en pleno siglo XXI algunos listillos de tres al cuarto aún pueden salirse con la suya.
Miguel Sánchez / Zaragoza

Una crisis global exigía una solución global
Ha pasado un año desde la refundación del sistema económico capitalista por el G-20+2 (España y la Comisión Europea) en Londres. El proyecto consistía en "un programa adicional de 1,1 billones de dólares" para restaurar el crédito, el crecimiento y el empleo, por este orden.

Suponía el "mayor estímulo fiscal y monetario, y el programa de apoyo más extenso para el sector financiero de los últimos tiempos". A cambio, se prometía el fortalecimiento de la supervisión y regulación financieras para "desincentivar la excesiva asunción de riesgos" y poner fin a "las prácticas no cooperativas" (paraísos fiscales). El crecimiento económico previsto de un 2% se posponía para finales de 2010, y la creación de empleo sería el resultado lógico del esfuerzo inversor, por eso no se cuantificó ni se le dio fecha de inicio.
Se reservaban 6.000 millones de dólares para una financiación adicional, privilegiada y flexible a los países más pobres durante tres años, liquidando el compromiso con los Objetivos de Desarrollo del Milenio. El crecimiento debería ser sostenible y luchar contra el cambio climático; para eso se programó la Conferencia de Copenhague de diciembre de 2009, ya fracasada. Del resto de medidas podemos opinar, pero sobre todo las estamos sufriendo. Más mercado y menos política sigue siendo la norma un año después.
Luis Fernando Crespo Zorita / Alcalá de Henares (Madrid)

Falta de supervisión en las redes sociales
Soy una joven de 16 años y estoy desconcertada por las condiciones necesarias para pertenecer a una red social de Internet, ya sea Facebook, Tuenti, Flickr, Myspace... Es bien sabido que las redes posibilitan el inmediato intercambio de experiencias con otras personas. Sí, te echas unas risas con una pantalla, estás informado de todo, publicas tus fotos, tus escritos... ¡Viva la libertad de expresión! Pero ¿hasta qué punto?
No es responsable, por ejemplo, permitir que niñas y niños de 10 años usen estas redes. Además, está prohibido. En el caso concreto de Tuenti, en sus condiciones de uso queda bien claro que los menores de 14 años no pueden acceder a esta red. Pero hay un fallo, ya que no hay ningún control sobre si el que clica la casilla para aceptar esta condición realmente la cumple o no. Debo suponer que, al ser uno de sus requisitos, ya quedan exentos de culpa, pero también debo suponer que, cuando se pone una ley, alguien debería encargarse de su cumplimiento, tal vez a través del carnet digital u otros métodos. Es evidente la falta de control y, precisamente por eso, no entiendo por qué aún no se ha actuado en consecuencia.
Mara González de Martos Monserrat

Continúan los controles policiales selectivos
He tenido la experiencia personal de cómo la Policía identifica selectivamente a personas mediante criterios raciales y sin indicios de delito. Parece que esta es una práctica generalizada en todo el país.
Hace unos días íbamos mi marido y yo en el metro acompañando a un amigo africano cuando un policía le pidió la documentación a nuestro amigo. Cuando mi marido y yo fuimos a sacar la nuestra, el policía, dirigiéndose a mi marido, dijo: "Usted, caballero, no, la de él", y así vimos qué fue ocurriendo con todas las personas que tenían rasgos y color diferente al nuestro.
Estos controles selectivos son ilegales y vulneran la Constitución. Además crean un mal ambiente: en la gente que comprende los motivos por los que la gente emigra les produce sentimientos de rabia y de impotencia y, por otro lado, fomenta el racismo en aquellas personas que culpan a los inmigrantes de sus males y les viene muy bien disculpar su conciencia con una respuesta xenófoba: "Cuando la Policía lo hace... por algo será".
Mª. Blanca Rubio González / Madrid

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