Con negritas

Los campeones nacionales o donde dije digo

La teoría de los "campeones nacionales", que formuló la pasada legislatura con ocasión del asalto a Endesa, ya no es del gusto de JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ ZAPATERO. Entonces estaba sobre la mesa una opa de E.ON que amenazaba con arruinar la que Gas Natural había lanzado antes sobre la eléctrica española con el apoyo de Moncloa. Y la teoría de los "campeones nacionales", oportunamente aireada, fue un aviso en toda regla para los alemanes, que comprendieron así que sus planes no eran bien vistos por el Gobierno. Al final, Endesa no fue ni para Gas Natural ni para E.ON, sino para un consorcio improvisado del que forman parte la compañía italiana Enel (65%) y el grupo Acciona (25%), propiedad de la familia ENTRECANALES, que para guardar las apariencias tiene encomendada la gestión pese a que su participación es minoritaria.

Una vez cerrado aquel turbulento capítulo de la historia empresarial más reciente, Rodríguez Zapatero ha arrumbado su teoría de los campeones nacionales, que no conviene a otra de las grandes operaciones industriales en preparación desde hace meses: la toma del control de Iberdrola por EDF con la complicidad de ACS, la constructora que pilota FLORENTINO PÉREZ. Esa iniciativa, que no ha prosperado todavía gracias a la tozudez de IGNACIO SÁNCHEZ GALÁN, cuenta con la simpatía de algunos miembros del Gobierno, incluido su presidente y el ministro de Industria, MIGUEL SEBASTIÁN, pues la entrada en España del gigante francés, cuyo principal accionista es el propio Estado, anudaría nuestras relaciones energéticas con el país vecino.

Naturalmente, el entierro de los campeones nacionales ha caído como un jarro de agua fría sobre la cabeza de Iberdrola, que la había esgrimido en su batalla a cara de perro contra EDF. Por el contrario, PEDRO SOLBES probablemente haya esbozado una sonrisa al enterarse de la renuncia de Rodríguez Zapatero a una teoría tan fugaz como interesada. Él ya puso en duda su validez en plena lucha por el poder en Endesa, hace más de dos años, alegando que no encajaba demasiado bien con los principios del mercado único europeo. Idéntica opinión ha expresado reiteradamente el presidente de la Comisión, JOSÉ MANUEL DURAO BARROSO, que a buen seguro habrá saludado con alivio el repentino cambio de postura del Gobierno español.

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