Con negritas

Díaz Ferrán se pone duro con el Gobierno

En medio del temporal desatado sobre la economía española, al que el Gobierno no sabe ya qué nombre darle para evitar la maldita palabra crisis, una de las voces más contemporizadoras había sido la del presidente de CEOE. En todas sus comparecencias públicas, GERARDO DÍAZ FERRÁN procuraba no cargar las tintas ni sobre la situación ni sobre las medidas tomadas por Pedro Solbes para hacer frente a ella.
Su templado comportamiento sorprendía al Gobierno y al PSOE, que esperaban mayor beligerancia de un hombre cuyas estrechas relaciones con ESPERANZA AGUIRRE son de sobra conocidas. En algunos ámbitos de CEOE, más que sorpresa había estupor, toda vez que el presidente fue avalado en su día por JOSÉ MARÍA CUEVAS, en aras de garantizar la continuidad, y todo el mundo daba por hecho que Díaz Ferrán, además del cargo, heredaría también el carácter combativo de su predecesor.

No era así y eso había ahondado las diferencias entre él y otros representantes empresariales, que de un tiempo a esta parte han perdido todo cuidado de airearlas incluso públicamente. El origen de tales diferencias se remonta a los primeros pasos que Díaz Ferrán dio nada más ponerse a los mandos de la organización, hace año y pico. Pronto pudo advertirse que su concepción de la CEOE coincidía más con los fines de un lobby que con los de una patronal al uso en España, lo que le granjeó el desafecto de destacados colaboradores de Cuevas, entre ellos el secretario general, JUAN JIMÉNEZ AGUILAR, que llevaba un cuarto de siglo remando en sentido opuesto.
La condescendencia de Díaz Ferrán con el Gobierno, sin embargo, se acabó ayer. El presidente de CEOE aprovechó la asamblea de la asociación de la industria química Feique para soltarse el pelo y decir todo lo que, por hache o por be, hasta ahora no había dicho. Calificó de "gravísima" la coyuntura económica, auguró un millón y medio de parados más para los próximos doce meses y se quejó de que las decisiones adoptadas por el Gobierno sean "absolutamente insuficientes y tímidas".
La anterior actitud de Díaz Ferrán tenía desconcertados a muchos empresarios, que habían perdido una de sus tradicionales referencias. Con su cambio, al menos a la vieja guardia de CEOE la tendrá contenta.

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