Con negritas

Un riesgo de efectos limitados

La nacionalización de los fondos de pensiones privados en Argentina ha puesto la mosca detrás de la oreja de muchos inversores que están dando muestras de un nerviosismo desproporcionado respecto de la exposición actual del capital español en América Latina. Este movimiento se ha interpretado como la primera entrega de una operación de mayor enjundia, que puede afectar a la propiedad de las grandes multinacionales instaladas no sólo en aquel país sino también en otros de la región muy castigados por los abusos y donde medidas así encuentran el terreno abonado. Sin embargo, incluso si los peores augurios se confirmaran, su repercusión sería bastante reducida en las empresas españolas, la mayoría de las cuales han disminuido  poco a poco su riesgo en Argentina, bien por simple cautela o bien por exigencias del Gobierno de CRISTINA FERNÁNDEZ DE KIRCHNER.

En este caso se encuentra Repsol, dueña de YPF, la mayor petrolera argentina, que le proporciona casi la tercera de sus ingresos totales y de la que tiene un plan de desinversión iniciado en febrero con la venta del 15% al empresario local ENRIQUE ESKENAZI. La idea de Repsol es seguir deshaciéndose de acciones de YPF, directamente o mediante la colocación de un paquete en Bolsa, a fin de argentinizar al menos en parte la compañía, pero reteniendo el 55% que le permitiría conservar el control sobre ella. El temor a que, a rebufo de la nacionalización de los fondos de pensiones, YPF pudiera caer también en la órbita del Estado argentino fue, junto con el hundimiento del precio del petróleo, el motivo del descalabro que el miércoles sufrió Repsol en el mercado continuo, donde perdió más de un 15% de su valor en un solo día.

Hay, además, un antecedente poco prometedor: el de Aerolíneas Argentinas, que pasó a manos españolas en 1990 a raíz del turbio proceso de privatizaciones emprendido por CARLOS MENEM. Después de pertenecer a Iberia y a la SEPI, en 2001 se incorporó a Marsans, que ha llevado a cabo una gestión muy criticada desde el ámbito sindical y desde el político. El Gobierno de Cristina Fernández obligó finalmente este verano a GONZALO PASCUAL y a GERARDO DÍAZ FERRÁN a venderle la compañía a un precio sobre el que siguen negociando, bajo la amenaza implícita de una expropiación.

Política de tarifas

Uno de los elementos de presión utilizados tradicionalmente por el Gobierno argentino sobre Aerolíneas han sido las tarifas, sujetas a aprobación administrativa y que llevan congeladas en todo el país desde 2002. Los dueños de Marsans se han quejado reiteradas veces de que no conseguían que la compañía remontara el vuelo debido a que los precios autorizados estaban muy por debajo de los costes reales. Sin embargo, el suyo no es un caso aislado.

Telefónica también quiere más
Esta limitación afecta a todos los servicios públicos y fue impuesta hace seis años, en plena crisis económica, para embridar la galopante inflación. La filial de Telefónica de España, por ejemplo, también la sufre en carne propia. Sus representantes en Argentina han pedido últimamente una subida del 15%, que están dirimiendo con el Gobierno. Hace poco, fueron admitidas revisiones del gas y de la electricidad superiores a ésa.

Daño al BBVA
La entidad española que se ha visto más directamente perjudicada por la nacionalización de los fondos de pensiones es el BBVA, que desde 1996 controla la segunda mayor gestora de Argentina. BBVA Consolidar tiene 1.300.000 clientes y administra fondos por un importe superior a los 13.900 millones de dólares. En el primer semestre de este año ganó 14 millones, apenas una gota de agua en el océano de los beneficios (2.928 millones) que el BBVA obtuvo en ese periodo.

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