Con negritas

Habitat se lo pone difícil a sus acreedores

Después de permanecer en coma durante varios meses, Habitat ha sido deshauciada por sus propios dueños, que se niegan a soltar ni un solo euro más para salvarla. La última junta general de accionistas se saldó con una rotunda negativa a ampliar el capital en los 937 millones que le permitirían salir adelante. Ni sus socios fundadores (BRUNO FIGUERAS y JOSÉ SUÑOL), que controlan en 55%, ni Ferrovial, que posee el 20%, parecen dispuestos a rascarse otra vez el bolsillo. Los minoritarios (DOLORES ORTEGA, LEOPOLDO RODÉS, JOSÉ ANTONIO CASTRO, ISAK ANDIC y EMILIO CUATRECASES) hace tiempo que marcaron distancias con la gestión de la empresa.

El rechazo a la ampliación de capital es una mala señal, de la que sin duda tomaran buena nota los acreedores bancarios, que son 39, encabezados por La Caixa, Sabadell, Popular, Santander, Caja Madrid, Banesto, Caixa Catalunya y el Institut Catalá de Finances. Habitat tiene con ellos una deuda de 1.745 millones de euros que contrajo para la compra de la división inmobiliaria de Ferrovial a primeros de 2007, poco antes de que se manifestara la crisis del ladrillo. El brutal deterioro posterior del mercado le impidió cumplir puntualmente sus compromisos financieros, que consiguió renegociar a duras penas en febrero de este año, aunque desde entonces ya no ha vuelto a levantar cabeza.

Gracias a ese acuerdo, que costó Dios y ayuda alcanzar, Habitat obtuvo una moratoria hasta 2010 para reanudar el pago del principal de la deuda. Sin embargo, en diciembre debería desembolsar 35 millones en concepto de intereses, cosa que está ahora mismo fuera del alcance de sus posibilidades. De ahí que se haya barajado la posibilidad de una ampliación de capital y de ahí también la urgencia que ahora tiene Habitat de lograr un nuevo balón de oxígeno de la banca (mediante la conversión de parte de la deuda en créditos participativos) si no quiere verse abocada a un proceso concursal.

El problema es que sus prestatarios tienen en esta ocasión menos motivos para mostrarse flexibles; primero, porque la situación general de la economía ha empeorado notablemente desde la primera vez y, segundo, porque sería difícil de justificar que ellos hicieran un esfuerzo para reflotar Habitat cuando sus accionistas han dejado palmariamente claro que no quieren hacerlo.

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