Con negritas

Una despedida inesperada y polémica

Al dinero le gustan bastante poco las sorpresas y por eso nada tiene de particular que la Bolsa haya fruncido el ceño ante la repentina salida del BBVA de JOSÉ IGNACIO GOIRIGOLZARRI. Tras el anuncio de su relevo por ÁNGEL CANO, que era hasta ahora el director general de Recursos y Medios del banco, la cotización se ha resentido significativamente en los dos últimos días. A tal punto que las acciones del BBVA, al cierre de la sesión de ayer, valían en el mercado un 4% menos que el martes, día en que la opinión pública conoció el cambio de consejero delegado.

Aparte de su natural aversión a los sobresaltos, en el ánimo de los inversores ha debido de pesar también que Goirigolzarri sea un defensor a ultranza del negocio tradicional. Esa vocación está muy extendida en la banca española y explica que sus quebrantos no hayan sido mayores en la última crisis financiera, consecuencia directa de una hiperactividad especulativa. Pero casaba mal con los planes de FRANCISCO GONZÁLEZ, partidario declarado de aprovechar a conciencia las oportunidades que la actual situación ofrece para dar un salto cuantitativo y cualitativo más durante su presidencia.

Éste recabó y obtuvo los apoyos necesarios para un tercer mandato, con lo que a Goirigolzarri se le presentaba la perspectiva de otros cinco años de agotador tira y afloja. El todavía consejero delegado, que tenía motivos para sospechar las intenciones de González desde que en 2007 amplió la edad de jubilación en su propio beneficio, no se sintió ya con fuerzas para continuar. Y, ni corto ni perezoso, pidió la cuenta.

Aunque llevaba tiempo estipulada, había recibido el visto bueno de los accionistas del BBVA y figuraba en la página web de la CNMV, esa cuenta (una pensión anual de tres millones de euros) se ha convertido al final en piedra de escándalo. Por su indudable desmesura y porque es falaz reclamar para los bancos privados plena autonomía a la hora de decidir cómo retribuyen a sus directivos, cuando luego los platos rotos siempre acabamos pagándolos todos.

Fondo de pensiones

La pensión que va a proporcionar a Goirigolzarri un auténtico retiro dorado procede de las sucesivas aportaciones realizadas a su favor por el BBVA en un fondo que, a 31 de diciembre de 2008, había generado derechos por importe de 52,5 millones de euros en números redondos. El beneficiario los podría haber cobrado de golpe, pero ha preferido hacerlo mediante cantidades periódicas que le permiten obtener una percepción total mayor.

Superior al sueldo
Con creciente frecuencia, los fondos de pensiones son parte de los beneficios sociales de los que disfruta el personal de muchas empresas y en la banca española permiten enmascarar las elevadas remuneraciones de su alta dirección. Goirigolzarri, por ejemplo, tuvo una retribución total (sumando la fija y la variable) de 4,6 millones de euros a lo largo de 2008, pero además su fondo engordó en otros seis millones por las aportaciones que efectuó el BBVA.

En todas partes
En el primer banco de España, el Santander, ocurre tres cuartos de lo mismo. El consejero delegado, ALFREDO SÁEZ, cobró el año pasado 9,3 millones de euros y su fondo recibió 13 millones más. En este caso las aportaciones son de superior envergadura porque Sáenz tiene una mujer relativamente joven y, por tanto, con una esperanza de vida mayor. Las esposas de los banqueros tienen derecho a seguir cobrando la pensión cuando sus maridos fallecen.

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