Con negritas

La singular 'fusión' de Caja Navarra y Caja Canarias

Caja Navarra y Caja Canarias se han embarcado en una fusión preventiva, indolora y de baja intensidad. Preventiva porque les proporciona razones de peso para escabullirse si fueran invitadas por el Banco de España a socorrer a otras entidades en apuros. Indolora porque entre ellas apenas hay duplicidades, con lo que resulta innecesario realizar recortes significativos de plantilla. Y de baja intensidad porque sólo van a integrar una parte de sus negocios, que además no es la sustancial.

Ambas tendrán total independencia en sus respectivos territorios, donde seguirán operando con las marcas de ahora. Pondrán en común las políticas financieras, de solvencia y riesgo, la banca privada, el servicio a grandes empresas y poco más. Conservarán sus consejos de administración y seguirán gestionando separadamente los fondos destinados a la obra social. A esta fórmula algunos la llaman "fusión virtual"; sin duda por contraposición a lo que sería una fusión real, con todas las de la ley, como Dios manda.

Caja Navarra y Caja Canarias, eso sí, van a situar bajo una misma enseña a las sucursales que poseen fuera de sus áreas básicas de influencia. La primera, además de la comunidad foral, se reserva el País Vasco, La Rioja y Aragón. Caja Canarias tendrá la exclusiva en todo el archipiélago. El resto de las oficinas (alrededor de cien) serán, de hecho, el germen una nueva entidad, de modo que la operación, al menos de cara al mercado, no sólo no reduce el número de las ya existentes, sino que lo amplía.

Los promotores de la fusión, que abanderan ENRIQUE GOÑI por Caja Navarra y ÁLVARO ARÉVALO por Caja Canarias, han anunciado que no recurrirán al FROB. Es lo natural, pues las dos están en beneficios (ganaron casi 130 millones de euros en conjunto hasta junio), tienen una solvencia muy por encima del mínimo recomendado y con su alianza no van a hacer precisamente una aportación decisiva al sistema financiero español.

Que una de las primeras fusiones sea entre dos cajas de ahorros sanas y que tenga estas peculiaridades da la medida de los enormes escollos con los que choca la estrategia diseñada por el Banco de España para evitar males mayores y que, visto lo visto, difícilmente alumbrará un statu quo muy distinto del actual.

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