Culturas

Cara y cruz

DE AQUÍ PARA ALLÁ// MARTÍN CASARIEGO 

La cara de este artículo es la de Javier Bardem, la suya y la de la moneda. Hacía tiempo que en España todos sabíamos que es un actor grandísimo. Ahora se sabe también fuera.

Presencia
No es país para viejos, la triunfadora de los Oscar, no tiene un claro protagonista, y Bardem se llevó el premio al mejor actor secundario. Un secundario que casi se erige en protagonista. Eso es lo que tienen los grandes actores. Eso es lo que tiene Bardem. Creo que el armazón principal de una película es el guión. Si éste falla, nada se sostiene. Lo sigo pensando, pero hay varias películas españolas que parecen sostenerse sobre todo en él. Posiblemente lo que le hace distinto es su presencia, algo difícil de explicar e imposible de copiar. Curiosamente, los actores contenidos suelen llenar más la pantalla que quienes pretenden hacerlo llamando la atención con muecas, gestos y sonrisas a destiempo.

Ausencia
La cruz, después del Oscar, es la del cine español. Frente a la presencia de Bardem, la ausencia de los espectadores. El 15 de enero el director del ICAA dio unas cifras según las cuales el cine español, con 12,9 millones de espectadores, había perdido en 2007 seis frente a 2006, y su cuota de pantalla había descendido al 12,7%. Más nubarrones en un cielo casi siempre nublado. Irónicamente, en un panorama que suele dar miedo, los datos no fueron mucho peores gracias a dos películas de terror, El orfanato y Rec. Que, por cierto, tienen el mismo éxito fuera de nuestro país. Quizá el cine español deba ser simplemente cine, y quitarse ese adjetivo que algunos sólo invocan a la hora de pedir subvenciones.

Vienen y van y desaparecen
Abba cantaba "que las penas vienen y van y desaparecen", y exactamente eso es lo que parece pasar con nuestros espectadores de cine, al menos con 2,6 millones. Se fueron, y han vuelto, desaparecieron, y ahora están aquí, como en una película de zombis. En marzo el ICAA corrigió los números, que eran provisionales (entonces, ¿por qué los dieron?). La cuota de pantalla española fue realmente del 13,4%, con 15,5 millones de espectadores. Algunos han pensado que la rectificación, muy pocos días antes de las elecciones, fue interesada, para contribuir a la idea de que todo ha ido muy bien en estos cuatro años. Me cuesta creerlo, porque me cuesta creer que alguien crea que esos datos harían cambiar un solo voto. En cualquier caso, me alegro de que hoy sea el primer lunes después de las elecciones. Podemos ir a ver al actor y la película que nos dé la gana, y votar al partido que queramos. Verdaderamente, somos unos privilegiados.

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