Mientras a Pablo Casado se le llena la boca de ETA, lo que le hace ganarse hasta las críticas de las víctimas de la banda terrorista, los que él llama "proetarras" buscan con ahínco extender una mayor justicia social para toda España. El hecho de que EH Bildu pusiera como condición para su apoyo que se derogara íntegramente la infame reforma laboral de 2012 provida por el PP cogió a contrapié a todo el mundo: Al PP, al empresariado, a los sindicatos... y al propio Gobierno, que vuelve a a protagonizar un patinazo de película en el que el único que sale bien parado es EH Bildu, demostrando cuánto bien podría haber hecho al país entero.
Mordiendo bien la brida que Aznar le ha colocado, Casado continúa avanzando con sus anteojeras cegando su camino. Instalado en su discurso de invocación a ETA, soltó ayer nuevas loas a la reforma laboral que, según él, "ha creado 3 millones de empleos"... ya saben, esos que en ocasiones una sola persona encadenaba hasta tres contratos por horas en un mismo día... Esos que han dejado esclerótica la Seguridad Social y las prestaciones por desempleo de muchas personas trabajadoras que ahora apenas cuentan con respaldo. Esa reforma laboral de la que el PP se ha valido tras su debacle electoral.
Esa situación es la que quería revertir EH Bildu y lo quería hacer en toda España, no sólo en Euskadi, no sólo pensando en ETA, como diría Casado... porque como ya he expuesto en esta espacio, leer con calma el programa electoral de EH Bildu evidencia cuán mejor nos iría a tod@s si se llevaran a término muchas de sus medidas.
Pero eso es complicado, no sólo por la representación que tiene EH Bildu en el Congreso sino, además, por las novatadas que protagonizan PSOE y Unidas Podemos (UP). Es absolutamente inaceptable que ambas formaciones suscribieran un acuerdo con EH Bildu sin que las ministras del Gobierno responsables (Yolanda Díaz en Empleo y Nadia Calviño en Economía) tuvieran conocimiento de ello.
Quien sí debía tener constancia es Pedro Sánchez, que anticipó el sentido del voto de EH Bildu en el Congreso antes, incluso, de que su portavoz pudiera manifestarlo en el Congreso. Si no fuera tan patético resultaría cómico. Pasado ese insólito episodio, conoceríamos después el texto suscrito que hablaba de la "derogación íntegra" de la reforma laboral.
Aquello era una buena noticia, pese a no haberse anticipado a los agentes sociales, porque traería de vuelta todos los derechos laborales que el PP, en connivencia con la CEOE, nos arrabató a la clase obrera. Poco duró el sueño, apenas unas horas, porque el PSOE, ya conseguida la nueva prórroga del Estado de Alarma, modificaría el acuerdo alcanzado eliminando la palabra "íntegra" y los plazos para ello... Juego de trileros... De ese modo, PSOE y UP no ganan puntos para ser de fiar y anticipan que tendrán más llamadas de atención como la que ayer protagonizó Compromís con su voto en contra de la prórroga.