Punto de Fisión

Ni U ni P ni D

Hace unos años el actor Daniel Day Lewis rompió con una novia por fax. A mí en una ocasión me despidieron de una revista por teléfono (fueron muy cariñosos, me dijeron: "Gracias, no hace falta que escribas más") y en otra ocasión mediante un silencio estrepitoso que lo explicaba todo. Creí que se trataba de un malentendido y, como soy tozudo, les escribí, les llamé, pero al final me quedé igual que aquel periodista que le preguntó en una entrevista a Thelonious Monk si le gustaba la música clásica. Monk no abrió la boca; el hombre volvió a preguntarle, Monk tosió y miró a las musarañas. Cuando le preguntó lo mismo por tercera vez, Monk se volvió hacia un amigo suyo que le acompañaba, le dio un codazo y comentó: "Eh, Joe, este tío está sordo".

Rosa Díez ha dimitido por twitter y por facebook, que es uno de los mejores lugares para dimitir, ya que en una rueda de prensa la gente no puede responder con un emoticono. Ahora mismo (escribo sobre las siete de la tarde del lunes) hay 557 reacciones en su cuenta de facebook, lo cual es muy poco para un youtuber o un tuitero de éxito, pero que no está nada mal para la ex jefa de filas de un partido político. La mayoría de emoticonos eran lacrimógenos o asombrados, aunque había algunos seguidores que le habían dado al "me gusta". Nunca falta un "me gusta" en facebook, aunque alguien diga que acaba de atropellarle un autobus. Rosa Díez explicaba que hubiese preferido un debate abierto en un congreso entre los afiliados del partido, según rezan los propios estatutos de UPyD, pero a estas alturas el congreso hubiera cabido en una reunión de una comunidad de vecinos. Al final el debate tuvo lugar en un centenar de comentarios que expresaban decepción, rabia, enojo, consternación, tristeza, lástima o todo junto.

UPyD, que nació y creció como respuesta cívica contra la violencia etarra, murió en el momento en que se extinguió la ETA. La formación estaba muerta hace ya tiempo, sólo que algunos todavía no se habían dado cuenta. Su espacio ideológico era el mismo de Ciudadanos, es decir ninguno, una reacción visceral contra la deriva nacionalista que en el caso vasco quedó aparcada tras la desactivación del plan Ibarretxe y que ha aupado al agente naranja hasta cotas insospechadas de popularidad gracias al auge del soberanismo catalán. Hubo un momento, no demasiado lejano, en que Albert Rivera le tendió la mano para que unieran fuerzas, pero por aquel entonces el líder de Ciudadanos iba prácticamente en pelotas y Rosa Díez no quiso prestarle ni una bufanda. El centro era demasiado pequeño para los dos y la derecha ni te cuento.

Junto a ella, y por la misma gatera, se ha ido también Andrés Herzog, dejando huérfanos a los diversos concejales y cargos directivos que aún ejercen por diversos municipios del País Vasco como Bruce Willis haciendo de psicólogo en El sexto sentido. A UPyD no le resta más vida que la ultratumba que facebook reserva para los perfiles muertos, un más allá virtual donde reposan las oportunidades perdidas y los votos extintos. El resto, como advirtió Thelonious Monk, es silencio.

 

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