De cara

Mourinho cuida al sector nacional

El Madrid acabó en Cornellà con siete españoles sobre el campo (Casillas, Arbeloa, Ramos, Albiol, Xabi, Granero y Callejón), una buena noticia para Del Bosque, a quien, a la vista de los onces de Mourinho, cada vez le cuesta más justificar el blanco de sus listas. Pero lo que podría interpretarse como un guiño del luso hacia el seleccionador, en realidad buscaba otra reconquista: la del sector nacional del vestuario, que en las últimas semanas andaba herido y molesto con el técnico por unas cuantas de sus decisiones. Aunque públicamente han sabido guardar las formas y la apariencia de unidad, los nacionales han sabido cómo hacerle llegar al entrenador su descontento. Y Mourinho, lejos de tomarse los reproches como una rebelión intolerable, los ha recibido con talante conciliador. Ha dejado a un lado el ego que se le supone (en realidad, a lo largo de su currículum, pocos jugadores le han dedicado una mala palabra tras trabajar a sus órdenes) y, para no perder al grupo (como empezó a temer), se ha corregido con aparente naturalidad. De dejar sin un minuto a Casillas en el trofeo Bernabéu tras la publicidad de su conversación con Xavi tras la Supercopa, y comentar en alto que hasta él en persona podría haber jugado de portero en Zagreb, a elogiarle personalmente en la víspera del Espanyol. De sentar a Ramos por abandonar por un rato la teoría de la conspiración y decir que ante el Levante no valen excusas a entregarle los galones de la defensa. De ironizar sobre la protección de Arbeloa a Iniesta en la tangana con la selección a colocarle de lateral derecho titular. De no contar para nada con Albiol, y poner en peligro su Eurocopa, a alinearle por delante de Varane, el hombre de moda por juego y portadas. De señalar a Callejón en el medio tiempo ante el Racing a regalarle cuarto de hora ante sus ex en Cornellá, donde Granero tuvo sus minutos. De cuestionar en público a los suyos a destacar el trabajo de todo el equipo, con especial mención a los no habituales. Con barbacoa o sin ella, como terapia o por una vía espontánea, el del domingo fue otro Mourinho.

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