De lunes

¿Por qué agachamos la cabeza?

Hoy se reúnen los ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea. Tratarán de ayudas a Grecia -¿se acuerdan, ese país al que hace un año dimos ayuda, pero con unas obligaciones tan brutales que ahora se asfixia?-. Es probable que se le preste otro pellizco y reestructure su deuda. No sé si la decisión será por solidaridad o porque los bancos alemanes y franceses tienen un montón de dinero metido allí. A recordar que si debes un minicrédito al banco el problema es tuyo, pero si el crédito es multimillonario y no pagas, el problema es del banco.

Los reunidos se felicitarán por las ayudas a Portugal aprobadas, por fin, por los finlandeses, que desde que tienen a la extrema derecha en boga, enredan como los daneses. Lo que no tengo claro es si alguno de los asistentes aludirá a la vergüenza, el asqueo y el miedo que produce la actitud de todos aceptando las cretinas explicaciones del Gobierno danés para restablecer sus fronteras. Si son para mercancías y no para personas ¿los ministros económicos no deberían entrar en qué es mercancía para los daneses? ¿Un rumano es una mercancía?

Dice un sabio que ese no es sitio para tratar estas cosas. Seguro. Pero si hoy y mañana los dirigentes económicos de esta Europa que desmontan día a día, toman el café con finlandeses y daneses -países donde un día floreció la democracia y ahora la xenofobia- ¿no se atreverán a decir algo? ¡Qué ingenuidad! insiste el sabio, que solo coincide en la mala suerte que tenemos. ¿Que hemos hecho para merecer a Berlusconi o Sarkozy?¿O para que desde Escandinavia sople el populismo y el racismo? Y lo peor ¿por qué agachamos la cabeza?

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