El tablero global

Todo vale para exorcizar al diablo del socialismo

Es como si la víctima de un ataque al corazón se querellase contra los enfermeros de la ambulancia que la recogieron, y contra los médicos que la curaron, alegando que si la hubieran dejado en paz hoy estaría muchísimo mejor. Eso es lo que se disponen a hacer los electores estadounidenses, olvidando el infarto del sistema financiero que, en otoño de 2008, los arruinó. Porque los republicanos han logrado convencerlos de que la culpa de la crisis no la tuvo el ultraliberalismo de la era Bush que la causó, sino las medidas de Obama para contenerla.
Esa campaña propagandística incluso acusa al actual presidente demócrata de arruinar al país con el Troubled Asset Relief Program (TARP) de compra de acciones y activos de las instituciones financieras en apuros... ¡que Bush firmó el 3 de octubre de 2008! Y tampoco importa el hecho de que el Estado federal ya ha recuperado la mayor parte de esa inversión, con beneficios.

El líder de los senadores republicanos, Mitch McConnell, dice no tener más que una prioridad política: "Frenar la agenda ultraizquierdista de Obama lo antes posible". Esto es, revocar sus medidas que dieron cobertura sanitaria a 11 millones de niños sin seguro médico; permitieron a las mujeres denunciar a las empresas que las discriminan salarialmente; prohibieron las subidas abusivas y sin previo aviso del interés de las tarjetas de crédito; regularon las oscuras operaciones especulativas que causaron el hundimiento de las bolsas...
Todo ello, puro "socialismo soviético", como braman los líderes del Tea Party, agitando la Constitución de EEUU. Su receta para exorcizar al diablo comunista es simple: suprimamos los servicios sociales... y los impuestos de los más ricos.
¿Qué creerán que indica su Preámbulo constitucional cuando insta a "promover el bienestar general"?

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