Fuera de lugar

Apuntes de acampadasol (7)

¡Más apuntes de acampada! Esta vez son todos de Pepe, una de las personas que acampa desde la primera noche en Sol.  Registros para pensar, pensamientos para registrar

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Llevo sin estar solo más de dos semanas. Y lo que es peor, aún no amaina la tormenta de euforia colectiva. ¿Hasta cuándo? Creo que empiezo a echar de menos mi pequeña melancolía.

 

Hablan de amor: de ese que le tienen las viejas a los cachorritos. Pero no es eso. Sol es una pasión fuerte, y por eso es difícil mantener la calma. Es una droga dura, con sus brincos y sus grandes bajones. Estos últimos, cada vez más fuertes. Cada vez más arriba el siguiente salto.

 

La primera noche había un charco de sangre en el suelo. Hicimos corrillo, hipnotizados. ¿En qué momento atravesamos ese espejo viscoso? Aquella pesadilla que compartimos, ¿cómo se convirtió tan pronto en este gran sueño húmedo?

 

Recuerdo a Bolaño como si fuera un mantra: "Si tuviera que asaltar el banco más protegido de América, en mi banda sólo habría poetas. El atraco concluiría, probablemente, de forma desastrosa, pero sería hermoso". Aún estoy esperando el desastre.

 

Como el equipo pequeño que, de casualidad, le ha metido un gol al grande. Y como no se lo acaba de creer, en el último minuto se mete un autogol. Nos boicoteamos, y casi respiramos aliviados: liberados de tanta presión.

 

Un hombre nos preguntó: "¿Porqué no compráis un terreno en el campo y allí construís la sociedad que queréis?" Y Manu le respondió: "Coño, porque somos de aquí, y es aquí donde la queremos construir".

 

Para la Física, la masa crítica es la cantidad de material necesaria para que se mantenga una reacción nuclear en cadena. ¿Cuándo se dio esa cantidad en Sol? Poco importa. El caso es que se ha dado, es una bomba, y hemos salido todos despedidos. Por eso, es tan incontrolable. Por eso, estamos todos mareados.

 

Las palabras lanzadas como piedras, y alguien cae fulminado al suelo. Entre espasmos de silencio, piensa de forma frenética y se proyecta a un millón de futuros a la vez.

 

¿A qué sabe el presente? Nuestras papilas gustativas están intactas, pero las conexiones neuronales nunca se llegaron a formar. Quizás ahora, si no es demasiado tarde.

 

Es difícil mantener la cabeza fría, porque nadie quiere sacarla de este chorro de lava ardiente que ha irrumpido en Sol. Sin embargo, una esperanza: "Los fenómenos socioculturales no pueden estudiarse de manera externa pues cada acto, cada gesto, cobra sentido más allá de su apariencia física, en los significados que le atribuyen los actores. El único medio para acceder a esos significados que los sujetos negocian e intercambian, es la vivencia, la posibilidad de experimentar en carne propia esos sentidos, como sucede con la socialización. Y si un juego se aprende jugando, una cultura se aprende viviéndola. Por eso la participación es la condición sine qua non del conocimiento sociocultural. Las herramientas son la experiencia directa, los órganos sensoriales y la afectividad que, lejos de empañar, acercan al objeto de estudio. El investigador procede entonces a la inmersión subjetiva pues sólo comprende desde adentro. Por eso desde esta perspectiva, el nombre de la técnica debería invertirse y pasar de "observación participante" a "participación observante" (Becker & Geer, 1982).

 

Siempre se ha dicho que un periódico de ayer es lo más viejo del mundo. Sin embargo, ahora hay algo todavía más anticuado: un pensamiento de hace una hora acerca de Sol. Ya habrá cambiado todo. Ya habría que repensarlo.

 

Una solución casi matemática: "Sólo viviendo absurdamente se podría romper alguna vez este absurdo infinito" (Julio Cortázar).

 

Ilustraciones de una amiga anónima

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