Entre leones

A su vera

Los alcaldes de Madrid, Barcelona, Zaragoza, A Coruña, Pamplona y Cádiz, de Podemos o afines, salen con mucha frecuencia en los medios de comunicación. Casi siempre envueltos en la polémica que desatan algunas de sus decisiones.

Entre quienes más ruido mediático provocan está el primer edil de Cádiz, José María González Santos, conocido como Kichi.

Las dos últimas  del primer edil me cogieron a pie de obra en Cádiz, Cádiz que dicen allí para referirse a la capital gaditana. La primera de ellas se levantó a raíz de la detención de un vendedor ambulante de pescado por parte de la Policía Local.

Tras ver el vídeo de la operación policial, Kichi no dudó en declarar que "entre un policía que denuncia y un vecino que se busca la vida, me quedo con el vecino". Los sindicatos policiales han pedido en bloque su dimisión y han calificado las declaraciones de "indeseables, impresentables y esperpénticas".

En la segunda polémica, el alcalde gaditano medió para que un aficionado del Fondo Sur, expulsado por insultar a la policía del estadio Carranza en el último partido del Cádiz, pudiera regresar al campo.

En ambos casos, la mayoría de los medios de comunicación han cargado despiadadamente contra el primer edil gaditano.

Tal ha sido la proliferación de descalificaciones que cualquier persona medianamente sensata se da cuenta de que tanto desbarre no es normal. Algo huele a podrido en Cádiz, y no es  precisamente el alcalde, que está mostrando una gran coherencia –ya la quisiera para sí Pablo Iglesias, por ejemplo- en casi todas sus actuaciones más allá de algunos errores menores atribuibles a su inexperiencia.

A mi juicio, González Santos hace bien en salir en defensa del vendedor ambulante, que en Cádiz representa un colectivo que, en vez de integrarse en las filas de la delincuencia pura y dura después de agotar paro y ayudas, opta por buscarse la vida sin pasar por la ventanilla de Hacienda.

Eso no quiere decir ni muchísimo menos que el alcalde de Cádiz esté en contra de su Policía, en contra de la autoridad –también la fiscal- tal como dicen sus contrincantes. Kichi, en un contexto de emergencia social casi endémico, opta por situarse al lado de los más débiles. Y mi voto, de vivir en Cádiz, lo tendría a su vera.

En cuanto al incidente del fútbol, pues tampoco fue para tanto, ¿no?

Pero todo se saca de quicio política y mediáticamente  con Kichi de por medio. Me da a mí que tanta sobreactuación contra el alcalde de Cádiz se debe a que no quiere pagar el dineral que invertía su antecesora, Teófila Martínez, en sí misma, en autobombo, en propaganda.

En fin, por no cometer una inmoralidad lo tienen crucificado las llamadas personas de orden.

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