Fuego amigo

Ha nacido el juez medicamento

La ciencia avanza a tal velocidad que la moral es incapaz de seguirle el ritmo. El ejemplo más palmario lo tuvimos con el nacimiento del que llegó a llamarse "niño medicamento", un hijo concebido mediante técnicas de reproducción asistida cuyo cordón umbilical podría servir para salvar la vida a su hermano mayor, nacido con una enfermedad hereditaria. La Iglesia católica, la inventora de Jesusito de mi vida, el primer bebé medicamento concebido para salvar nada menos que a toda la humanidad, dijo en su día, más o menos, que ella tenía la exclusiva, y que hacer más niños medicamento sin su permiso era pecado.

Ahora estoy expectante sobre qué opinará sobre una nueva modalidad: la del "juez medicamento", un hallazgo reciente al que quizá tendrán que aplicar la doctrina de "geometría variable" de la moral. El próximo 8 de julio podremos asistir al nacimiento en Nules (Castellón) del primer caso de este avance científico, en el que un juez es concebido por sus papás para solucionar la enfermedad de un hermano político mayor.

El enfermo es Carlos Fabra, presidente de la Diputación de Castellón, aquejado gravemente de presuntos delitos de cohecho, tráfico de influencias, negociaciones prohibidas y fraude fiscal. Y el nuevo hermanito podría ser Jacobo Pin, un juez a punto de nacer, hijo de un abogado cercano al PP, un histórico dirigente de Alianza Popular.

Se acude a él porque la terapia ensayada con los anteriores ocho jueces (ocho, desde diciembre de 2007, lo que demuestra la grave enfermedad del sistema judicial español) no dio resultado.

Fabra y sus papás están muy contentos con el hallazgo, porque al fin el padrino de Castellón podrá ser juzgado por un juez libre de toda sospecha.

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