Fuego amigo

Recemos por la salvación de España

Ayer pasaban cerca de la Tierra, a una distancia similar a la que nos separa de la Luna, dos asteroides que, en caso de que dieran en el blanco, habrían hecho unos destrozos superiores a las dos bombas atómicas que ya puede armar Irán, por lo visto, en cualquier momento.

Y, mientras, nosotros discutiendo sobre el cercano fin del mundo, o sea,  la desmembración de España a cargo de Zapatero, la ayuda definitiva del Chikilicuatre a la campaña de UGT en favor de la huelga, y la muerte de Dios a manos del científico Stephen Hawking.

Yo ya tengo asumido que el PP gobernará cuando le toque (los profetas y yo somos así de precisos en nuestros vaticinios), aunque sea poniendo al país al borde de la histeria, elevando la corrupción a nivel de obra de arte, paralizando instituciones fundamentales para el desarrollo del Estado como el Tribunal Constitucional, o procurando envilecer en los foros internacionales el crédito de España.

Tenía asumido todo ello, pero nunca pensé que el PP pudiese caer tan bajo como para contratar en exclusiva los servicios del Apóstol Santiago, una de las ramas más prósperas de nuestra industria turística.

Vosotros pensabais que la foto de Aznar en las Azores constituía el más acabado retrato robot de la miseria humana. Pero desde ahora tendréis el corasón partío ante las fotos de Rajoy o Camps abrazando al Apóstol por detrás (Señor, ¿era necesario que fuera por detrás?).

Dejad a un lado lo de la corrupción. Pensad ahora que más pronto que tarde nos gobernará una panda que piensa dejar en manos de un muñeco la salvación de España. Escalofríos me vienen y van.

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