Fuego amigo

La rendición del Estado

Todo el mundo dedicando su atención preferente a las negociaciones de paz con la banda terrorista ETA, y apenas le hemos dado importancia a las negociaciones con el sindicato de pilotos de Iberia de corte mafioso conocido como el Sepla. He visto en la foto a los representantes de los señoritos obreros firmando una paz vergonzosa con los vencidos representantes de la compañía Iberia, con el aliento y la presencia notarial de la ministra de Fomento. Estamos tan preocupados por el precio político a pagar ante ETA que apenas nos alarma la rendición del Estado, de los trabajadores y de los usuarios ante la vigésima primera (creo) huelga desde que se creó este sindicato de clase.
Veintiuna veces en que el señorito, a fuer de secuestrar las horas y días de ocio de los ciudadanos, de perjudicar nuestra economía, de ponernos a todos al borde del ataque de nervios, de mostrar un desprecio chulesco por todo lo que significa servicio público, ha conseguido unos privilegios crecientes, año tras año, en sueldo y condiciones laborales, ofensivos para el común de la clase trabajadora.
Veintiuna veces en que el Estado, primero, y los gestores de la compañía privatizada, después, han terminado firmando un acta de rendición ante las pretensiones desproporcionadas de los pilotos. Y todo ello porque, desde que los vistieron con ese ridículo uniforme, comprobaron, negociación tras negociación, que tenían la sartén por el mango, sin que ningún gobierno, ni en dictadura ni en democracia, haya tenido los reflejos y la inteligencia política suficientes para quitarles el mango y la sartén misma, antes de que fuese demasiado tarde.
Hemos aplicado el concepto del "interés general" a situaciones ridículas, como, por ejemplo, para recortar privilegios de retransmisión futbolística a ciertas televisiones, y somos incapaces de aplicar los criterios del "interés general", si no de "interés estratégico", a un sector que puede paralizar todo un país cuando al señorito le viene en gana que le aseguren su sueldo fabuloso hasta el día de su jubilación.

Estarán hoy muy contentos la ministra y los gestores de Iberia después de que el señorito les haya arañado otra prebenda, un privilegio más. Comprendemos su alegría, pero que no alboroten, porque tirando con pólvora del Rey, pagando, no un precio político, sino un precio mafioso, los demás también sabemos negociar.
De nuevo, otra ocasión perdida.
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(Meditación para hoy: y hablando de chantajes, ayer volvimos a vivir un capítulo más del chantaje sentimental que las víctimas del terrorismo, sección Partido Popular, quieren introducir en las negociaciones de paz. Se trataba de aprovechar el aniversario del asesinato de Miguel Ángel Blanco para convocar en veinte ciudades españolas sendas manifestaciones en contra del proceso de negociación. Como lo mucho cansa, la inflación de manifestaciones ha sido la culpable de que en algunas ciudades apenas asistiesen unos cientos de manifestantes, muchos de ellos enarbolando impúdicamente la fotografía del edil asesinado. En Madrid se apuntó a la concentración lo más exquisito de la extrema derecha, Ángel Acebes y la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre. Los obispos no acudieron porque están todavía con la resaca del subidón del fin de semana en Valencia.

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