Fuego amigo

La visita del Soltero

Cuando esto escribo, quedan unas horas para que el Papa llegue a Valencia para asistir a los actos de clausura del V Congreso de la Familia. El jefe de la Iglesia viene a defender la institución de la familia, cristiana por supuesto, que al parecer está en peligro de muerte. Veamos.
El que se hace llamar a sí mismo Santo Padre, no es padre (dudo que sea santo) ni puede serlo por imperativo del derecho canónico. Y lo que es peor, su naturaleza de "no padre" es un valor superior dentro de su organización religiosa, pues su dios ve como un ejercicio de entrega suprema a la sociedad que ha de servir la renuncia al sexo, y por tanto, a formar un familia "cristiana".
Entre sus creencias/fetiche está en el cuadro de honor la "virginidad" de la madre de su dios (una contradicción absoluta en sus términos). Hasta el punto de que se la conoce como "la Virgen", un contrasentido del mismo calibre que conocer al Papa como "el Soltero", como si ser virgen o soltero constituyese una categoría superior en la escala moral. Ser virgen es la negación misma de la familia, a la que dios exige "multiplicarse".
Y sin embargo, quienes no se casan y sólo conocen los problemas de la familia y la dura convivencia familiar de oídas, a través del confesionario, es decir, los que sólo conocen de la familia sus dificultades, su aspecto morboso, pecaminoso, sus fracasos, sus angustias... vienen a impartir la clase magistral de un pretendido congreso de la familia.
Por ello se explica que hayan tenido protagonismo los grupos cristianos más sectarios, lo más reaccionario de la organización, como los neocatecumenales de Kiko Argüello, los Focolares, Comunión y Liberación, los Legionarios de Cristo (cuyo jefe pederasta está condenado al ostracismo por el mismo Papa), comandados todos por el omnipresente Opus Dei, el muñidor del nombramiento mismo de Benedicto XVI en un momento de distracción del Espíritu Santo.

Claro que hay que hay que tener las orejeras del creyente para pensar que esto es un congreso sobre la familia. Los que consideramos esta visita como un show inmoral en el que la estrella del equipo viene a echar una mano con su exageración mediática, con su acostumbrado derroche colosal de medios económicos, a los compañeros de equipo que apenas consiguen llenar los primeros bancos de sus iglesias en la misa dominical, observamos con estupor estas operaciones de marketing que están pidiendo a gritos un reformador, un segundo Lutero que ponga sensatez a tanta mercadería vergonzosa.
En Valencia, por supuesto, no están representadas todas las familias, sólo las formadas por quienes se han casado por la Iglesia, pero no las constituidas por divorciados, ni los que viven en concubinato, ni las familias de gays o lesbianas.
El Vicediós viene en gira pastoral, con esa desmesura que tan bien caracteriza al papado de los últimos años, arropado por ocho mil agentes de seguridad, cientos de cardenales y obispos, y un avión de vigilancia Awacs de la OTAN. El altar de la misa ha costado la nadería de 600.000 euros, y la ciudad lleva una semana sumida en un caos circulatorio. Todo se compra, vende o alquila con el copyright papal. Por el alquiler de una habitación pedían hasta 600 euros semanales. Todo un gran mercado organizado, cómo no, por el Partido Popular valenciano y el Opus Dei, bajo la filosofía de que si a dios no se le puede convencer, se le compra.
Valencia será obligatoriamente una fiesta hoy y mañana (con el paréntesis de una parada papal ante la estación de Jesús para una ofrenda a las 42 víctimas del accidente de Metro) porque no hay tragedia suficiente que obligue a suspender una operación de marketing con tanto dinero y prestigio en juego.
Se libran de tanta inmoralidad porque dios no existe.

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