Fuego amigo

Solo los ricos sueñan con ser pobres

 

La organización más poderosa y rica de la Tierra, la Iglesia católica, tras despilfarrar 50 millones de euros en alimentar el ego insaciable de su presidente, organizándole un baño de masas en Madrid, está muy preocupada ahora por los pobres y los problemas del mundo. Vapordiós. Siguiendo la senda marcada por las grandes fortunas que han pedido a sus gobiernos que les obliguen a pagar más en estos tiempos de tribulación y crisis, el farsante de Roma ha pedido a la Iglesia que preside que se despoje de su riqueza terrenal y poder político.

 

¿Qué ha dicho?

 

Suena un poco a las palabras de su feligrés Mariano Rajoy, el presidente del partido con mayor número de cargos imputados por corrupción, cuando anuncia en su programa de gobierno que dedicará buena parte de sus esfuerzos a la lucha implacable contra la corrupción. El otro farsante, el de Roma, sabe que la diferencia entre una religión y una secta (como las sectas judaicas conocidas como cristianas) consiste en que las sectas solo adquieren el estatus de religión respetable cuando logran acumular suficiente riqueza y poder terrenal. La Iglesia "debe de nuevo separarse de todo lo mundano", acaba de decir Ratzinger en Alemania. ¿Es que se ha vuelto loco?

 

Como en las grandes declaraciones, la trampa está en la letra pequeña. Como ocurre con los presos de ETA, que se adhieren al acuerdo de abandono de la violencia... siempre y cuando se conceda a Euskadi la independencia. Hay que leer hasta el final. ¿Cuál es la letra pequeña en el caso de Ratzinger?  ¿Qué pide a cambio para deshacerse de su inmensa fortuna el encubridor de una legión de curas pederastas, denunciado ante la Corte Penal Internacional, él y tres cardenales más, por crímenes de lesa humanidad? Y, lo que es peor, ¿hasta dónde tenemos que bajarnos los pantalones, literalmente, para darle gusto en justa compensación?

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Meditación para hoy:

 

El hecho de que los ricos muy ricos pidan que se les rebajen sus beneficios obedece a una estrategia, tiene la misma explicación racional que las paradas biológicas que demandan los pescadores conscientes de que están matando la gallina de los huevos de oro, acabando con sus recursos futuros: unos y otros saben que la sobreexplotación acaba con la pesca, de la misma manera que acaba con los pobres de los que se alimenta el ultra liberalismo.

 

¿Qué pretende el Benedicto? ¿Una parada biológica en su ansia de rapiña, en vista de que ni los pobres quieren entrar ya en sus iglesias, heridos por el brillo del oro y ahogados por el humo del incienso. ¿Ha llegado a la conclusión de que, como en el caso de los percebes y los boquerones, es necesario que los pobres engorden y se regeneren, aunque para alimentarlos sea necesario vender algunos cuadros, alguna pietá, unos cálices engastados en piedras preciosas, o unos palacios inservibles, quizá? ¿Piensa vender todo, repartirlo entre los más necesitados, y seguir a Cristo, como cuentan en el Evangelio? ¿O es una simple tomadura de pelo, una puesta al día de la vieja y vacía retórica de cuando se preguntaba en su visita al campo de exterminio de Auschwitz "dónde estaba dios en aquellos momentos"? Solo un farsante de semejante envergadura, que sabe que dios no existe, puede utilizar la retórica para preguntar en qué estaba pensando dios cuando los hornos crematorios trabajaban a pleno rendimiento y el joven Ratzinger, hoy papa, paseaba su palmito enfundado en el uniforme de las juventudes hitlerianas.

 

Teniendo en cuenta que el poder y la riqueza son los pilares que sostienen el edificio de las religiones ¿creéis que Ratzinger, ante propuesta tan extravagante, pudiera estar sufriendo alguna enfermedad mental degenerativa? Si es así, ¿imagináis el cóctel de veneno que le están preparando en la curia romana para enviarlo sin mayor dilación al encuentro con su dios en el paraíso?

 

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