Fuego amigo

Entre zorras y cohechos anda el juego

 

Estoy desolado. En un mismo día coincidí con dos declaraciones de María Dolores Cospedal, y otra de González Pons. Y eso, además de desconcertarme, me deja en muy mal lugar entre mis amigos y correligionarios. Así que me puse a meditar quién estaba engañando a quién, porque sin duda de una impostura se trataba.

 

Para empezar, me dije, ellos están en campaña electoral, y yo no. Así que, siguiendo la regla del cui prodest, a quién beneficia, comienzo de toda investigación criminal, llegué a la conclusión de que los dirigentes del Partido Socialista Popular, antes Partido Popular, habían recibido la orden desde Génova 13 de enviar mensajes "de centro", ese lugar  huidizo que la geometría, al servicio de comunistas y masones, se niega tercamente a colocar en la derecha, que es su sitio natural, como bien saben Rajoy y la gente de bien.

 

Coincido con la astuta Cospedal en que "cuando a una mujer le llaman zorra no siente que se lo digan por astuta". Coincido con el astuto Pons cuando asegura que la sentencia de la Audiencia Provincial de Murcia, en la que se dice que llamar "zorra" a la esposa no es un insulto, le deja "sin palabras". Y coincido también con Cospedal, la muy astuta, cuando aconseja al ministro José Blanco que defienda su "honorabilidad" acudiendo a los tribunales contra el empresario que le acusa de un cohecho de 400.000 euros. "En política no vale todo" (...) "yo le pondría inmediatamente una querella".

 

Ya sé que se trata de una chulería ("¿a que no tiene cojones de...?"), pero reconozcamos que esa es la parte terapéutica de las campañas electorales. La acusación contra un ministro de Fomento de un cohecho de 400.000 euros es muy grave y un lastre para la campaña de su compañero Rubalcaba. Así que Blanco, el muy zorro, no debería perder ni un minuto más en preparar su defensa con una querella, por aquello de que el que calla otorga.

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