Memento

Minizulos asombrosos

Minizulos asombrosos
Imagen del programa 'Minipisos asombrosos'

Lo reconozco, sigo viendo la tele. Tengo Netflix, Filmin y alguna plataforma más a la carta, sí, pero todavía disfruto haciendo zapeo y viendo programas al azar que echan en alguno de los numerosos canales que tenemos ahora. También reconozco que veo poco de los generalistas, salvo algún intento de sentirme bien acertando muchas del rosco de Pasapalabra o de informarme con las noticias de À Punt. Pero la mayoría de los programas que consumo son de Canal Cocina o Decasa. Me gusta ver cocinar a otras personas platos que jamás lograré hacer bien y ver a dos gemelos estadounidenses altísimos y sonrientes cómo reforman casas en las que nunca viviré. Un raro pasatiempo, sí. Pero cada cual tiene sus vicios ocultos.

Lo que me sorprendió de la segunda cadena mencionada, el canal Decasa, es un programa hecho en España que se llama "minipisos asombrosos". Básicamente se trata de otro intento de disfrazar la precariedad y la necesidad como algo cool. En este espacio televisivo, una persona, con pinta de vendedor de humo, enseña pisos de menos de 50 metros y nos intenta convencer de todas sus bondades y de lo bien aprovechado que está el espacio. Todo acompañado por una narración en off que, con entusiasmo, nos cuenta lo bonito que es vivir en un zulo.

En el programa aparecen bajos de 27 metros, buhardillas, viviendas en polígonos o antiguas tiendas reconvertidas, entre otros. La mayoría de estos minipisos han sido reformados, según el programa, por maravillosos arquitectos que dejan un espacio precioso para vivir. Un bonito zulo, donde tienes que comer, trabajar y casi dormir en el mismo lugar, sí, pero con detalles preciosos, papel pintado y un sofá colorido de Ikea. El truco, al parecer, está en echar salsa hasta olvidar que la comida está podrida.

Imagino que la mayoría será para alquiler vacacional o temporal. Se me hace difícil pensar que alguien pueda vivir en alguno de esos lugares durante mucho tiempo, salvo necesidades. Pero conforme lo venden, cómo te pintan el lugar de mágico, decorado a la última y con las "mejores calidades", tampoco parece ser un lugar accesible para todos los bolsillos. Pero no deja de ser asombroso que con los problemas de vivienda que tiene este país, con una ley encallada, con desahucios diarios, con un boom inmobiliario que, pese a seguir sufriendo las consecuencias del anterior, parece que se encamina a otro... Pese a todo eso, tengamos que soportar en una cadena de televisión que nos digan lo bonito que es vivir en un espacio infrahumano.

Supongo que habrá nostálgicos, tan de moda hoy en día, que dirán que su madre o su abuela crio 8 hijos en un piso pequeño. Por suerte, hemos tenido avances sociales en muchas materias y hemos mejorado nuestra calidad de vida. También la vivienda debemos defenderla como un bien de primera necesidad y asumir que no todo vale. Que no pueden hacer de la necesidad un espectáculo. Ya hemos leído en muchos periódicos que comer de la basura es "friganismo" o que no tener dinero para salir el finde es nesting. Ya se ha romantizado demasiado la pobreza por los mismos personajes que sólo la conocen de documentales o por leer a Dickens.

Imagino que es más fácil disfrazarla que erradicarla. Pero si pusieran el mismo empeño en mejorar las condiciones materiales que en frivolizar sobre la precaria vida de muchas personas, otro gallo cantaría. Pero claro, para ello deberían renunciar a sus privilegios y para ellos es más cómodo y mejor poner la maquinaria mediática en marcha: decirte que por currar en Deliveroo eres tu propio jefe, que viviendo en un zulo ahorras en calefacción y que si no tienes para comer estarás más delgado y atractivo.

La pobreza moral también es una lacra, pero esa no mata al que la tiene.

Más Noticias