Modos y Modas

Contra la drogadicción

 ANUNCIOS ANIMADOS// FERRAN CALVET

La publicidad convencional suele promover el consumo de un determinado producto. Pero en el caso de las campañas antidroga, la intención es la contraria, anunciar un producto para que NO se consuma. Eso, se quiera o no, contiene el germen de la contradicción. Como aquellos capiteles de las iglesias románicas cuyas tallas ilustraban toda clase de prácticas sexuales en la esperanza de que, al horror de su contemplación, los fieles aborrecieran el pecado de la carne.

¿Alguien cree que los fieles quedaban efectivamente horrorizados o más bien que sacaban de los capiteles alguna sugerencia estimulante? Anunciar que NO se consuma algo que una parte significativa de la población cree tener derecho a consumir ya es delicado. Pero, aun admitiendo que la intención sea buena porque se trata de proteger a los menores, la FAD (Fundación de Ayuda contra la Drogadicción) está corriendo riesgos innecesarios. No es buena idea encargar anuncios cada vez más atractivos estéticamente, y, a la vez, con un mensaje de fondo más sutil y confuso.

En el último, por ejemplo, tratan de alertar sobre el peligro de banalizar el consumo de drogas; pero, a menos que uno sea completamente adulto y se esfuerce en observar el anuncio muy detenidamente, es fácil que le quede la sensación de que todo lo que se ve es muy chulo y muy molón, y desde luego no parece que un solo adolescente vaya a dejar de consumir nada por verlo. Más bien al contrario: como con los capiteles.

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