Otras miradas

Alejandro García Sanjuán: La expansión del Islam está en el origen de Al Andalus

Javier López Astilleros

Analista político

Alejandro García Sanjuán es profesor de Historia medieval de la Universidad Huelva. Investiga sobre el poblamiento de las minorías religiosas, los bienes habices, o la mal llamada reconquista, entre otros temas relacionados con Al Andalus.

Formó parte de un comité de expertos que defendió la titularidad pública de la mezquita de Córdoba. No sabemos si ha sido excomulgado por ello, pero durante días fue vapuleado por los cancerberos de una mezquita que posee una Iglesia acosada. Es natural que despierte la codicia un símbolo excepcional en Europa Occidental, aunque es chocante esta disputa en una España que asume con cierto complejo y hasta espanto su pasado islámico.

"Los musulmanes han sido considerados tradicionalmente como el decano de los enemigos de España, en expresión de Eloy Martín Corrales. El liberalismo supone la idea de soberanía nacional,  y eso genera una transformación radical de la forma de entender el pasado: el nuevo sujeto político es la nación, y su protagonismo político debe tener una legitimación en el pasado. Así surgen las historias nacionales. La historia nacional de España se basa en el mito de la Reconquista, entendida como una lucha de liberación nacional contra los musulmanes. De ahí procede la idea de que la nación española se forja contra el Islam, una idea que los sectores conservadores hicieron suya y que hoy día siguen defendido, de forma totalmente anacrónica", señala el profesor de la Universidad de Huelva.

A García Sanjuán lo hemos visto criticar las tesis de González Ferrín, aquellas que niegan la conquista árabe del antiguo reino visigodo. Y lo cierto es que casi todos los medievalistas están de acuerdo con el profesor de la Universidad de Huelva.

No es una simple disputa historiográficaTiene importantes consecuencias y lecturas. Hay varias claves aquí. Desde la formación del Estado Omeya, hasta la ortodoxia del Islam en la península, el origen étnico de aquellos primeros musulmanes, pasando por todos los estados intermedios, complejos y contradictorios, de centenares de años de presencia islámica en la península ibérica.

"Estas tesis tienden a desconectar el origen de al-Andalus de la conquista del 711, por razones puramente ideológicas o de oportunismo académico. Son planteamientos totalmente desacreditados en los medios académicos. Ningún especialista cuestiona que el origen de al-Andalus se sitúa en el marco de la expansión del Islam que se produce durante el siglo VII y comienzos del siglo VIII. Las evidencias a este respecto son irrefutables, pero hay quien pretende ganar protagonismo diciendo ocurrencias que llaman la atención de los medios de comunicación, a costa de incurrir en un notorio desprestigio académico".

¿Dónde están las pruebas? 

"Disponemos de un conjunto bastante amplio de evidencias sobre la conquista, tanto procedentes del registro literario como del arqueológico, si bien, desde luego, lo que ignoramos es mucho más de lo que sabemos. Existen dos tipos de crónicas, latinas y árabes. Las primeras son más cercanas a los hechos, aunque existen elementos de conexión entre ambos registros literarios, lo cual es significativo. Asimismo, es importante recalcar la compatibilidad de los registros literarios con la información arqueológica, que consiste fundamentalmente en tres elementos. Primero, las monedas acuñadas por los conquistadores, que son radicalmente distintas a las visigodas, y nos indican el cambio político que se produce en la Península a partir de 711. Segundo, los precintos de plomo, que nos hablan de la actuación de un ejército conquistador que actúa bajo un mando organizado y conforme a reglas establecidas, por ejemplo respecto a la realización de pactos con la población local y al reparto del botín. Por último, los enterramientos, de los cuales hay dos muy importantes, los de Pamplona y Tauste (en Aragón), pues revelan la llegada de los conquistadores con sus nuevas creencias islámicas adaptadas a una ortodoxia muy notable, como ponen de manifiesto el ritual aplicado en esos enterramiento".

El islamólogo González Ferrín niega la verosimilitud de las fuentes escritas de esos primeros años, por su escasa fiabilidad, y considera que tanto las conquistas del 711, como la famosa reconquista, son relatos impostados.

Y es significativo que en un acto sobre el libro de Ferrín, Cuándo fuimos árabes, fueran los catedráticos de Historia Antigua, Fernando Wulff y Ángel Galán, los presentadores. ¿Se ha de interpretar la conquista del antiguo reino visigodo desde el prisma de la Antigüedad tardía, o bien desde las fuentes de la Edad Media?

Por otro lado, los enterramientos de Tauste (Aragón)han deparado sorpresas. Casi todos los restos resultan ser de individuos locales, algunos de ellos incluso del siglo VIII d.C.

Presentar la invasión árabe como algo ajeno al contexto de su tiempo tampoco convence a Alejandro García. "No hay continuidades ni discontinuidades históricas absolutas. Hoy día tiende a verse el Islam como parte de la Antigüedad TardíaEs una tendencia que comenzó con Peter Brown a comienzos de la década de los setenta, y que se ha desarrollado de forma bastante amplia en los últimos tiempos, sobre todo en la historiografía anglosajona, frente a la tesis de Pirenne que afirmaba todo lo contrario, que la irrupción del Islam supuso, precisamente, el final de la Antigüedad Tardía y el comienzo de la Edad Media. El Islam se conforma como una sociedad con unas características propias que la convierten en la más avanzada de su época".

"La conquista fue organizada por el Califato Omeya de Damasco, en concreto por el gobernador árabe de Qayrawan, Musa ibn Nusayr, a través de un subordinado suyo, el beréber Tariq ibn Ziyad. Los primeros que llegan son los beréberes al mando de Tariq, pero pronto Musa se apropia de su éxito y se pone al frente de las operaciones, no quería que su subordinado le restara protagonismo. La conquista se basó ampliamente en la realización de pactos con la población local. No existe una conquista pacífica, es un oxímoron".

"No existe constancia de que se produjeran conversiones forzosas. Fue un proceso que se desarrolló lentamente".

La Islamización de la casta dirigente

"La islamización se desarrolla sobre todo debido a que es la ideología de los conquistadores, y eso le otorga un prestigio suficiente para convertirse en el elemento que aglutina a las clases dominantes, siempre interesadas en crear un orden que beneficie a sus intereses. Hubo una evidente asociación de intereses entre los conquistadores y la aristocracia visigoda, y eso facilitó el proceso de consolidación del dominio musulmán en la Península", señala Alejandro García.

En definitiva, el poder ejerce una seducción irresistible. Viene acompañado por la cultura y  una forma de vida. Parte de esa nobleza visigoda, esa élite germánica en guerra civil perpetua, aceptó una religión escrita en árabe. Son muchos los casos, y el más célebre es el de los Banu Qasi. A veces la paz y la tolerancia vienen con el pan debajo del brazo.

La clave está en cómo se produjo la formación de ese islam ortodoxo sustentado por los rashidun o bien guiados, los primeros 4 califas del islam suni que fijaron las doctrinas, y que por cierto guardan cierta similitud con los cuatro evangelistas del cristianismo. Calibrar la ortodoxia de aquellos que entraron en la península es también valorar si ese Islam entronca con diferentes formas de cristianismo, o fue un injerto invasor procedente de Oriente Próximo, como todos los monoteísmos, por cierto.

Sus consecuencias tienen una traducción actual: la Historia como un proceso de suma de capas culturales que resultan ser exitosas.

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