Otras miradas

Lorenzo (Milá) del perpetuo socorro

Merche Negro

Periodista @pintiparada

Imagen de una crónica en directo desde Roma del periodista de TVE Lorenzo Milá.
Imagen de una crónica en directo desde Roma del periodista de TVE Lorenzo Milá.

Qué cosa más preciosa ha ocurrido esta semana.

Empiezo así para conjurar la inercia de vomitar un puré maloliente de desencanto, nihilismo ceniciento, cinismo al más puro estilo gauche divine de ver lo que estamos dejando sin hablar. ¿Qué ocurre, que no renegáis de parte de vosotras/os? Ah, que sois personas perfectas, vitrubias, pues molt bé, allá con vuestro aburrimiento existencial.

Me obligo a resaltar la belleza de algo que siempre debería conmover: la exaltación de la normalidad, cada vez más extraordinaria, como los carpinteros metálicos, aduaneros sin fronteras, o la banca ética que decía Arcadi Oliveres. Puro oxímoron. Lorenzo Milá nos ha lanzado un "Pero chico, parece que se extiende el alarmismo más que los datos... " refiriéndose a, claro, EL TEMA. Su frase nos dejó en el sitio, en el sacrosanto espacio de un directo en el informativo de la televisión pública. Milá ha hecho escuela de ir a donde toca: ¿que le dicen unos que llueve, otros que no?. Venga, toca abrir la ventana y mirar, y después contárnoslo. Y no nos habla de climogramas, vientos Beaufort, frontogénisis o tormentas convectivas. "Señoras, señores, cojan el paraguas o se mojarán". Que no es hacerlo simple, es hacerlo creíble y comprensible. Y eso es bastante difícil, creedme, en un 2020 en que Whatsapp tiene tanta credibilidad entre amplios sectores de población como The Wall Street Journal o el Washington Post. Para mí que es combinación de presbicia y coincidencia de letra inicial, es una teoría que ando desarrollando, dejadme con mis cosas.

Lorenzo, el perpetuo, este hombre que nos acompaña desde 1986 en TVE, que ha sobrevivido a gobiernos socialistas, socialdemócratas, dizque socialdemócratas, conservadores y coalicionistas. Me gusta, porque por algo será eso, y no me importa a quien vote. Además, me pone en evidencia ante otro de mis prejuicios, y por ponerme, me pone más aún, y ay que me he enredado, a ver: es un niño bien, de una familia pudiente catalana, incluso con marqueses en la genealogía. Un pijo barcelonés, vaya. Podría citarnos a Salvador Espriu en una de cada tres crónicas, por ejemplo, pero declina mi presunción con un leve toque, será el seny, de saber hacer.

Qué distinto de las veces que leo artículos o veo/escucho crónicas que me marean con su olor a sinónimo esdrújulo, fotografías en blanco y negro de sombras existencialistas y condescendencias apolíneas (correcto, alto porcentaje masculino). Me quedo atontada pensando que soy imbécil si me pillan en un día malo, y al fin y al cabo, no entendiendo nada, que era de lo que se trataba el periodismo, o eso me dijeron.

Y la culpa no era mía ni de lo que buscaba, sino de a quién leía.

Lorenzo, nuestro perpetuo socorro, añado aquí que queda perfecto, me mira fijo, me explica  EL TEMA como tomando un café y me tranquiliza con datos. Hago inciso: los datos  son una opción tecnológica y masiva de los últimos años que solos asustan, opino, deshumanizan y nos convierten en cifras presupuestarias o humanoides. Los fact-check son como... el agua caliente de la tetera: buena base y necesaria pero, o le pones sustancia o no sabe a nada: insípida, inodora, insabora. Se enfría y a otra cosa mariposa.

Y ahora vuelvo al principio. Con la monopresencia esta semana de lo que viene siendo EL TEMA que no pienso nombrar, ya os lo digo, y en tanto que nuestra atención es finita y el espacio mediático limitado y publicitado, hay temas donde deberíamos mirar y que, ya que me dejan y en estos retales semanales, os cuento por si os animáis. No es por complicaros la vida: si miráis pensáis, si pensáis habláis, si habláis eleváis y si eleváis, se pueden conseguir muchas cosas. Voy a ser muy pesada con esto. Voy de corrido, poneos el cinturón:

Miércoles 26 de febrero, y ya van doce mujeres asesinadas por violencia machista en lo que va de año. No me habléis de pandemias, joder. Tenia 43 años y tres hijos. Ha sido en Aznalcóllar, sí, donde los vertidos en la presa del 98. Lo veo todo tóxico, ahora. A ver si a alguno de estos hombres de les ocurre invertir el orden y empezar por el suicidio y podemos vivir tranquilas, no es tanto pedir. Más: el Tribunal Constitucional ha anulado la condena del Supremo al músico Cesar Strawberry, lo que nos demuestra que escribir con buen, mal o regular gusto no significa que no puedas hacerlo, lo que viene a ser libertad de expresión, lo que viene a ser democracia, vaya. Hasta el siguiente empellón.

Y más allá de nuestro ombligo: la situación en Idlib, zona fronteriza de Siria con Turquía, ha empeorado sensiblemente. Durante la jornada del martes, Médicos Sin Fronteras, MSF reportó durante horas y en todos los idiomas posibles bombardeos en hasta diez escuelas y daños en tres de sus hospitales -hospitales por llamarlos algo, edificios ya bastante desvencijados que habilitan como pueden-. Y es MSF quien contaba porque no hay periodistas en la zona, y no lo habréis visto recogido en ningún lugar porque el resto de informantes son de parte, no pueden ser contrastadas, y esto es comprensible. Lo que no niega que haya pasado, y que las 25 personas muertas aproximadamente, asesinadas, corregidme sin pudor, solo querían huir de la guerra, y vaya por Dios, Alláh o Shiva, que Turquía está bloqueando la frontera. La ONU dicen que pidió el cese inmediato de los ataques, deeply concern, of course, pero de corredores humanitarios no hablan. Según las fuentes de la BBC, de los pocos medios que recogen el ataque, la actual crisis de Idlib ha sido descrita como la peor desde el comienzo de la guerra en 2011. Y van más de 380.000 muertos, pensad en lo peor y acertaréis.  ¿Y si pudieran salir estos 900.000 desplazados de la zona, casi un millón desde diciembre? Una opción es que pudieran llegar a Grecia, donde esta semana tanto en Lesbos como en Chios la población local se ha rebelado contra las autoridades por la construcción de centros de detención para familias solicitantes de asilo, aka, cárceles a los que meter a adultos y niños hasta que se rechaza su petición de protección internacional y se les extradite, qué os parece. En este nuestro suelo patrio no les encerramos -de momento-, aunque no les dejamos continuar su proceso imposibilitándoles pedir citas para renovar papeles o entrar en el sistema de acogida, al que está obligado el estado español pol leyes humanitarias, por ejemplo. Esto, hasta donde sé, está en vías de solución, voy a ser paciente y esperanzadora.

Porque claro que pasan cosas buenas, si todo es mirar:  En MadriZ, el empuje de las gentes del distrito de Retiro ha conseguido que el proyecto del macroparking que se había sacado Almeida de la aleta derecha de su nariz (más madera, más coches bajo... el parque más grande de la ciudad ¿?)  sea rechazado en el pleno municipal. La medalla se la pondrá Ciudadanos, de eso no hay duda, pero venimos ya de arribismos aprendidos de casa, en este caso han empujado y acompañado Más Madrid y PSOE, pero no podrán con el síndrome "màgic Andreu" de los primeros. Y en Asturias, en el colegio público Belmonte de Miranda, un equipo de arqueología montó con la chavalada el proyecto ConCiencia Histórica, involucrando a la población de las aldeas colindantes y descubriendo... ¡un convento medieval! Me pasa a mí con diez años algo así, que además vivía en Ovieu, y me muero de gusto. Eso sí, hablamos del curso 2018-2019, pre-veto parental y más desastres para olvidar. A saber si este curso les habrían dejado hacer algo tan in-cre-í-ble.

Hasta aquí. Ya tenéis para un rato. De posdata os dejo la mas-carilla, que algo de clickbait que dicen los que saben también quiero, pero no es lo que estáis pensando. Es la risa, la emoción quizá más carilla, pues eso, de conseguir. Se la mandé a una de las personas que más he decidido querer en este mundo en pre-order, y ahora la comparto aquí, sentíos personas agraciadas, se puede ver en bucle y cada vez encontraréis un motivo más para dejarme a mí el nihilismo ceniciento, ya veré qué hago con él. A la tetera que va, por aprovechar lo escrito y jugar al columnismo mágico, con permiso del dios Gabo.

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