Otras miradas

El momento de Yolanda Díaz

Naiara Davó

Diputada de Podem en les Corts Valencianes

El momento de Yolanda Díaz
Las ministras de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, y de Trabajo, Yolanda Díaz, asisten a la sesión de control al Gobierno, este miércoles, en el Congreso de los Diputados. EFE/Mariscal

Ya es oficial: Yolanda Díaz ha anunciado que impulsará su plataforma política en primavera. Una noticia que se esperaba desde hacía mucho tiempo y que las elecciones de Castilla y León convirtieron en un imperativo. Para lograr canalizar el enorme apoyo social que el liderazgo de Yolanda Díaz ha atesorado durante su gestión al frente del Ministerio de Trabajo, hacía falta darle una traducción política concreta.

Vivimos tiempos convulsos. La derecha española está en una guerra abierta total en la que confluyen las resistencias de los viejos aparatos autonómicos, provinciales y municipales que se niegan a romper la ley del silencio sobre la corrupción con las tentaciones de sumarse a la ola de la ultraderecha de VOX, en máximos históricos. Hoy en día, el PP sigue sin definir un proyecto político claro, que bascula entre el populismo autoritario y los viejos consensos del Régimen. Sin proyecto claramente definido, no serán alternativa de gobierno.

En el flanco izquierdo, no podemos ser conformistas. Aunque la derecha se haya inmolado por su incapacidad para definir un proyecto de país, España todavía tiene muchos retos pendientes: la desigualdad, la crisis territorial, la precariedad, la regeneración política y el modelo de Estado siguen estando a la orden del día.

Todavía queda por definir un nuevo rumbo y marcar el papel que el espacio del cambio debe ejercer en el gobierno, más allá de estirar los horizontes del PSOE. Refundar una idea de pueblo, garantizar y ampliar derechos para que se vuelvan irreversibles y ser el corazón de una España que se ponga al servicio de su gente, ejerciendo de brújula estratégica de gobierno para sentar las bases de un posible relevo en el que la dirección de estado acabe recayendo en manos del espacio del cambio son tareas necesarias que tenemos por delante.

Por el lado político, la vicepresidenta ha logrado ganar atributos de gobernabilidad. Ha generado certezas en un momento de profunda incertidumbre. Ha demostrado que las fuerzas del cambio están preparadas para gobernar y hacerlo mejor que el PSOE: más resolutivas (ERTEs, SMI, Reforma Laboral), más comprometidas con las mayorías sociales (nunca equivocándose de bando) y con un horizonte claro (la transformación del sistema para que el poder recaiga en los que siempre fueron excluidos de él).

La plataforma de Yolanda Díaz es una nueva oportunidad para forjar un espacio amplio, de grandes consensos, que puede recuperar liderazgos pujantes que se quedaron por el camino entre tanta batalla interna, abrirse a aquellos que se quedaron en otros márgenes (parte de Más País y de Adelante Andalucía) e incorporar los nuevos que están por venir.  Del mismo modo, la combinación entre una nueva energía militante con el saber experto de la Vicepresidenta puede permitir presentar una plataforma preparada para dar un salto cualitativo, el acto con Piketty fue un buen preámbulo de ello. Economistas de gran prestigio que ayuden a construir un modelo económico alternativo, juristas comprometidos con la justicia social capaces de redactar las mejores leyes para nuestro país.

Más que nunca nos es necesario no perder el pulso de la calle, que sigue buscando una regeneración completa de nuestras instituciones y que la política le sea útil, hablando su lenguaje y defendiendo sus derechos. Yolanda Díaz es un gran perfil para recuperar el valor de lo político, generando un polo de atracción ciudadana basado en valores, ejemplaridad, saber hacer y compromiso. Al final, uno de los objetivos es que las políticas del gobierno se vuelvan carne social, y que exista una sociedad movilizada empujando las transformaciones pendientes de nuestro país. Para ello hay que ser ambiciosas, ganar capacidad de capilaridad social y, sobre todo, abrir nuevos horizontes que permitan a la gente movilizarse en torno a objetivos claros. Porqué reconectar con la gente es saber reconocer dónde no hemos llegado pero ofrecer un rumbo claro para el conjunto de la acción política.

La batalla por la capacidad de decidir sobre nuestro propio destino y por la soberanía seguirá siendo central, y no podemos ceder a la extrema derecha esa bandera que solo quiere utilizar para encoger nuestro país y decidir sobre los derechos conquistados, para recortarlos. La soberanía debe ser democrática y popular, para ampliar derechos, atar la voracidad de los mercados que piensan la dignidad como un negocio, impedir que los ricos sigan llevándose el dinero a paraísos fiscales y para garantizar el levantamiento de nuevas instituciones republicanas, que protejan lo público y común. Marcar el paso de esta década y recuperar un futuro que el neoliberalismo solo quiere entregar a las elites.

Y así, refundar una idea de país, que en este contexto tan complicado no es sencillo, pero tampoco imposible. Recuperar la idea de transversalidad, salir de discusiones que nos encajonan en posiciones minoritarias y aspirar a abrir los grandes debates serán los ingredientes determinantes para conseguir ese impulso tan necesario que nos hace falta.

Nos vemos en primavera.

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