Carta con respuesta

A Dios rezando

Hillary Clinton, Barack Obama y John Edwards rezan todos los días. Los tres principales candidatos demócratas a la presidencia de los Estados Unidos no tienen reparos en confesar que la religión influye en sus vidas y en su política. Sin reparos y sabiendo la importancia que tiene la religión en la primera potencia mundial, los tres famosos políticos se definieron como personas creyentes que rezan. Clinton y Edwards lo hacen a diario. Edwards afirmó que la oración ha desempeñado un papel importante en su vida, ayudándole a superar momentos dolorosos en su familia. Esto muestra el afán por conquistar a los votantes interesados en los temas de valores morales. Creen que lo conseguirán hablando sin tapujos de su fe. No van mal encaminados. Los evangélicos blancos votaron por Bush en un 80%. Y los católicos apostaron por los republicanos por ser más pro-vida.

Clemente Ferrer Roselló, Madrid

No entiendo bien lo que quiere decir: ¿que los políticos españoles deberían rezar más? ¿Que los políticos americanos son todos en realidad unos meapilas? ¿Que los políticos, en general, son unos cínicos y, con tal de ganar votos, son capaces de todo, y que París bien vale una misa? A mí me da lo mismo que los políticos recen, que jueguen al dominó o que se acuesten con los calcetines puestos: deberíamos juzgarles por su proyecto político, ¿no le parece? Rezar mucho no es un proyecto político demasiado serio, por mucho que se empeñe Rouco Varela.

Es irrelevante: rezaba a menudo Pinochet y mire usted. También Franco rezaba con fruición y en público, y fue Caudillo de España por la gracia de Dios. Hitler, en cambio, parece que era más bien pagano, y eso tampoco le hacía preferible como político. La fe, al menos en nuestra sociedad, pertenece al ámbito de lo privado. A mí me da lo mismo que Clinton se arrodille para rezar o que ponga a una becaria de rodillas para que le haga un servicio rápido. Por mí, puede tener a diario contactos íntimos con el Todopoderoso o con Monica Lewinsky (o con ambas entidades, que están más allá de mi comprensión): mientras no le provoque la necesidad repentina de bombardear algún país, no es asunto mío. ¿Que la religión influye en su vida y su política? Ya supongo, igual que las felaciones recreativas. A mí me preo-cupa saber de qué manera influye: el hecho en sí me da igual.

"Los votantes interesados en los temas de valores morales", como dice usted, somos todos, también los ateos. La igualdad, la justicia o la participación en una guerra son temas morales, ¿no le parece? Aznar y Bono rezan: uno decide invadir Irak y otro retira las tropas. ¿Es eso lo que les importa a los votantes o más bien el número de comuniones mensuales del candidato?

RAFAEL REIG

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