Pato confinado

Receta de sopa de ajo con pescado

Sopa de ajo.
Sopa de ajo.

La sopa de ajo típica, la castellana de toda la vida, es con pan, huevo y algo de carne, ya sea jamón o chorizo. Un plato invernal, delicioso, nutritivo, y bastante calórico.

Existen otras versiones de este maravilloso caldo, que parten del pescado. En Euskadi, por ejemplo, es típica la zurrukutuna, una sopa de ajo a la que se le echa bacalao. Su preparación es similar, solo que se excluye el cerdo y se apuesta por un pescado que deje buen sabor.

El bacalao ya hemos dicho que es muy socorrido en este plato, porque desalado aporta sustancia a cualquier guiso. Pero también puedes utilizar lomos de merluza – que dejarán un sabor más fino y marino- o trozos de rape, otro de nuestros grandes pescados para las sopas.

En la sopa de ajo hay que prestar mucha atención a su ingrediente principal. Al pasarlo por el aceite, el ajo debe quedar frito en su punto: que no salga crudo, pues entonces apenas dejará sabor, y tampoco chamuscado, ya que amargará el plato.

Receta de sopa de ajo con pescado

Ingredientes 4 personas:

  • ½ barra de pan del día anterior.
  • 8 dientes de ajo.
  • 200 gr. de bacalao desmigado, o merluza o rape.
  • 1/2 cucharada de pimentón de la Vera.
  • Aceite de oliva virgen extra.
  • 2 huevos.
  • 1 guindilla.
  • 2 litros de agua.
  • Sal.

1. Prepara la base de ajo:

En una olla echa 100 ml. de aceite de oliva. Cuando esté caliente (a fuego no muy fuerte), añade los ajos pelados y cortados en trozos gruesos. Espera a que se doren. Retira los ajos y resérvalos. En el mismo aceite, rehoga el pescado y luego el pan (cortado en rebanadas). Espera a que se dore, absorba el aceite y tenga firmeza (así mantendrá la textura en la sopa). Retorna los ajos al pan y cúbrelo con el agua.

2. Haz la sopa de ajo con pescado:

Cuécelo durante quince minutos, a fuego medio. Añade entonces el pimentón y la guindilla. Cocínalo durante unos cinco minutos más. Separa las claras de las yemas de los huevos (parte la cáscara y, con cuidado, vierte la clara en un plato o taza). Añade primero la clara y remueve, hasta que se formen filamentos. Echa las yemas, remueve ligeramente, y comprueba el punto de sal. Deja que repose antes de servirlo.

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