Rosas y espinas

Rajoy el reunido

rajoyMariano Rajoy se reúne hoy con quince de los empresarios españoles más españoles de España. Que no se tome lo de españoles como descalificación, porque en nuestro mundo empresarial eso ha sido siempre un halago. Inditex, La Caixa, Mango, Mapfre, Mercadona, Repsol, Telefónica, Barceló, Havas Media Group, Osborne y otros muchos más. La marca Inditex, o sea Zara, estaba en las etiquetas de la ropa que se cosía en la fábrica de Bangladesh en la que murieron 1.127 personas la pasada ex primavera, personas quemadas por falta de seguridad. Eran esclavos. Cualquiera podría indagar historias semejantes de las otras venerables empresas con las que se reúne hoy Rajoy. Son las empresas que están generando riqueza en este país. Solo hay que ver el modo de vida de sus dirigentes, tan parecido al de sus empleados, para darse cuenta de la riqueza que generan todo el rato. Que es un no parar, y el obrero quemado de Bangladesh ya no sabe qué hacer con tanta pasta.
PILARMANJONYo estoy seguro de que también, dentro de unos días, Rajoy se reunirá con esos otros españoles que reparten pobreza en España. Que son otro gran bastión de nuestra floreciente economía igualitaria. El lector me reprochará que las reuniones de Mariano Rajoy con Ada Colau o Pilar Manjón ya son iterativas y un poco fatigosas, de tan frecuentes. Pero es que el presidente le tiene una especial querencia a ser pesado con los rojos.
Lo que importa es el almuerzo de hoy, donde se juntan las compañías que conforman el Consejo Empresarial para la Competitividad, benefactores cristianos que dan trabajo a 1,7 millones de españoles y que facturan un 35% del PIB español. En mi simpleza, señalar que 1,7 millones de españoles no representan el 35% de nuestro mercado laboral, así que quizá alguien se lo está llevando crudo con el PIB que me sobra en las cuentas. Pero ya se sabe que las calculadoras son un invento diabólico que solo sirve para joder la interpretación de los datos de la EPA y así.

No me canso de escribir siempre lo mismo, por tanto repito datos que ya dije hace unos meses: las empresas del Ibex han ganado más de 17.000 millones, y, sin embargo, han despedido a 121.000 trabajadores en 2013. Las empresas que hoy se reúnen con Rajoy han tenido en ese rato 140.500 euros de beneficio por cada trabajador despedido. Y, como escribe hoy mi compañero Vicente Clavero: "A las grandes fortunas españolas les está yendo muy bien con Mariano Rajoy, si nos atenemos a la evolución de sus inversiones en Bolsa. A finales de 2011, el valor de las participaciones que tenían en empresas del Ibex apenas superaba los 35.000 millones de euros. Hoy, ronda los 60.000 millones (diez billones de las antiguas pesetas), lo que supone una subida del 67% en menos de dos años y medio". Coño, Rajoy. Reúnete con un parado en ese almuerzo, que por lo menos no te va a despreciar los postres.
Me parece un poco despectivo que los ricos de este país, los saqueadores, los piratas, sean invitados a un almuerzo presidencial con el dinero de gente que está pasando hambre. ¿No sería suficiente con un vino español? ¿Tienen además que restregarnos por las narices el hecho de que ellos incluso almuerzan? Con cada bocado de almuerzo que ingiere hoy uno de estos oligarcas, en un colegio español se desmaya un niño. Y ellos ni siquiera lo saben apreciar. Ni al bocado ni al niño.
Yo creo que el arte de la política no consiste en invitar a comer a los oligarcas, sino en convencer a los oligarcas de que al menos nos dejen algo de comer. Rajoy se tendría que estar reuniendo hoy en su almuerzo monclovita con seis millones de parados, que son los pesados que están lastrando nuestra economía. Reunirse con estos quince ejemplares creadores de riqueza –trabajador más o trabajador menos abrasado en Bangladesh— resulta como un poco redundante. ¿Para qué se va a reunir a hablar gente que está totalmente de acuerdo en todo, gente a la que le está yendo de puta madre con esto de la crisis, el paro, la muerte y tal? Espero que el almuerzo de hoy les siente bien. Porque el del futuro se lo debemos de hacer tragar. A la fuerza, o sea.

Más Noticias