Rosas y espinas

El 23-F de Felipe VI

Yo creo que, aunque estemos en julio, ya va siendo hora de que Felipe VI nos ofrezca uno de sus siempre excitantes discursos de navidad. Hasta ahora, las únicas reacciones de nuestra Jefatura de Estado ante el goteo de evidencias que nos confirman cada día que algunos borbones son presuntos ladrones, han consistido en un par de distantes comunicados oficiales, sosos como el consejo de un sacristán, alambicados como un aristócrata que aun no sabe que ha sido decapitado. El pueblo español necesita más marcha. Un discurso de esos que levantan exégesis y pasiones entre los analistas de la prensa rancia y los tertulianos. Una performance zarzuelera con infantas rubias y letizias de Zara como chicas Bond. Pero Felipe VI sigue mudo tras su mascarilla.

Yo no sé para qué hemos preparao tanto a Felipe VI El Preparao, si después no sabemos sacar provecho de sus hondos saberes y milagrosas consejas. Nuestro jefe de Estado se esconde de los españoles cual gacela entre los matorrales, y a veces parece que la vieja guardia política y mediática de la eterna transición solo está esperando que Juan Carlos desaparezca como por ensalmo para recuperar la vieja normalidad y volvernos a repetir que gozamos de una monarquía ejemplar, necesaria como elemento de cohesión de las Españas y bla, bla, bla.

Sin ánimo de ser agorero, ni siquiera el borrado del juancarlismo por parte de la sabia naturaleza sacará a los monárquicos de su cul-de-sac. ¿Cómo despediremos al emérito llegado el fatal momento? ¿Con funerales de Estado? ¿O lo dejaremos desvanecerse en el olvido de cualquier discreta isla caribeña? ¿Saludará militarmente el féretro Felipe VI rodeado de obispos y banqueros helvéticos? ¿Se organizarán interminables colas de ciudadanos rodeando el Palacio Real para visitar la capilla ardiente? ¿Llorarán lágrimas de couché las páginas del Hola!?

Entre los cortesanos habituales, es el PSOE gobernante el que peor lo está pasando. Nadie esperaría que el PP afeara jamás las habilidades trinconas de nuestro rey emérito, ya que el arte de trincar va en el ADN de nuestro respetable partido conservador. Pero ver al PSOE cerrar filas con Zarzuela y evitar una inocente comisión de investigación en el Congreso empieza a no ser justificable para su votante más progresista. El PSOE nació republicano. Después de 40 años inclinando humillantemente la testuz revolucionaria ante los borbones, quizá vaya siendo hora de acordarse de los orígenes. apreciados sociatas.

La neomonarquía española nació podrida de franquismo y hoy boquea podrida de juancarlismo. Ya no hay imaginación que, con un cuento de hadas, vuelva a convertir en príncipe al sapo. Es inútil todo esfuerzo por volver a sacar brillo y esplendor a nuestra Casa Real. Por eso, como penúltimo acto, quedaría muy bien para la historia de España un discurso de nuestro rey Felipe aclarándonos a los españoles lo sucedido, quizá incluso pidiendo perdón, rebajando ante sus súbditos la arrogancia borbonera en la que fue educado.

El daño que están haciendo a la imagen internacional de España los sucesivos affaires delictivos que se van conociendo puede acarrear, incluso, repercusiones económicas para nuestro país. Hay empresarios e inversores que desconfían de las monarquías bananeras. El jefe de Estado no puede permanecer mudito ante la flagrante pérdida de prestigio que sufrimos todos por la incontinencia rapacera organizada desde la casa que dirige. ¿No quería Felipe VI su 23-F? Pues ya lo tiene. Obsequio de su generoso padre. Lo del referéndum, ya tal.

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