Todo es posible

No más cumbres

Hoy es uno de esos días en los que, mire donde mire, todo lo veo insostenible. Repaso someramente los titulares para el desánimo. Las farmacéuticas suben los precios de sus productos para sacar tajada antes de que se apruebe la tímida reforma sanitaria de Obama. A través de diversos informes se nos advierte de que nuestro envidiable sistema sanitario no es sostenible y plantean la necesidad de cobrar a los usuarios. Más dramático aún el estrepitoso fracaso de la cumbre mundial sobre Seguridad Alimentaria de la FAO, donde las grandes potencias, cuyos dirigentes ni se han molestado en asistir a la cita de Roma, se desentienden de los más de mil millones de hambrientos que existen en este miserable mundo. Se desentienden, insisto, porque no consideran entre sus prioridades la lucha contra el hambre.

Ni un ápice de demagogia supone comparar, como hizo el presidente Lula y recogía ayer en portada este periódico, los cientos de miles de millones derivados a salvar la situación de los bancos, mientras 17.000 niños mueren cada día por falta de alimentos. La mitad de ese presupuesto bastaría para eliminar el hambre del mundo, un arma de destrucción masiva más devastadora que todas las plantas atómicas secretas que el Gobierno de Teherán pueda ocultar a la ONU. Además de una enorme injusticia, la hambruna es más peligrosa que esos talibanes empleados en dinamitar colegios de niñas en Pakistán. Y aún queda por lamentar el fracaso anticipado de la próxima cumbre en Copenhague. China y EEUU ya se han desvinculado del pacto sobre el cambio climático. De momento, seguirán contaminando este panorama teñido de negro.

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