Trabajar cansa

Para apagón, el de Honduras

"Podemos decir que hemos normalizado casi en su totalidad las relaciones con la comunidad internacional y los organismos financieros." -Mario Canahuati, ministro de Exteriores de Honduras-  

                  

Mientras media humanidad se dispone a pasar a oscuras la llamada "hora del planeta", en Honduras habrá quien rece para que no haya apagón. Porque allí puede pasar como en esas películas de intriga en que se va la luz, se oye un grito, y cuando se enciende de nuevo hay un cadáver en el suelo.

Para apagón, el que sufre Honduras desde que fue "restablecida" la democracia con la victoria de Porfirio Lobo, la salida al exilio del presidente Zelaya, y el retiro tranquilo del golpista Micheletti (con honores de senador vitalicio). Desde ese momento el foco se apagó, y Honduras regresó a la penumbra en que viven tantos países hasta que un golpe o un terremoto los iluminan.

Y en esa oscuridad, como en las películas, de vez en cuando se oye un grito, y al encender la luz aparece otro cadáver. Desde que Honduras salió de la agenda informativa ha habido un goteo de asesinatos de miembros de la resistencia. Varios activistas, campesinos y periodistas críticos han sido liquidados, y los opositores denuncian persecución.

Pero no hay de qué preocuparse, puede ser sólo un nuevo capítulo del programa pedagógico hondureño, donde se reparten lecciones para todos. Si el golpe mandó un mensaje claro a futuros presidentes que tuvieran la tentación de sacar los pies del tiesto, no sólo en Honduras sino en todo el continente, los asesinatos actuales tal vez son una enseñanza para los ciudadanos que se opusieron al golpe durante meses y amargaron la placidez de los golpistas: para que en otra ocasión se lo piensen bien antes de salir a la calle y montar jaleo.

Sin embargo, la principal lección hondureña la aprendieron los golpistas: la reacción de la comunidad internacional, que discretamente ha ido restableciendo las relaciones, les enseña que sale gratis, que no pasa nada, que pueden estar tranquilos para otra ocasión en que tengan que poner orden. Si ahora no les exigimos que investiguen y castiguen los asesinatos de opositores, y les permitimos seguir a oscuras, la lección aprendida ya será inolvidable.

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