Traducción inversa

Apuntes sobre el viaje

Aunque la distinción entre turista y viajero está muy trillada, me parece que continúa siendo tremendamente útil. A estas alturas de la vida, todo el mundo debería saber que el viaje es un asunto inequívocamente interior. Se trata de un pequeño cataclismo somático que tiene que ver desde luego con la experiencia, pero sobre todo con nuestra capacidad para convertirla en algo propio e intransferible. De todo esto se sigue que uno puede vivir una aventura muy excitante durante tres meses de locura en una selva africana y sin embargo no haber dejado en ningún momento de hacer turismo. Por el contrario, el trayecto entre el Madrid actual y el llamado Valle de los Caídos, a menos de una hora del centro, puede  implicar un desplazamiento sobrecogedor, con una formidable capacidad de transformación anímica del viajero.

El tema de hoy me viene al pelo después de leer Castilla y otras islas, un vademécum de Jesús del Campo editado con el meticuloso primor acostumbrado por la editorial Minúscula. Simpaticé enseguida con este libro, porque su autor se esfuerza por viajar y no por hacer turismo. Hoy en día cualquier mequetrefe consigue un pasaje en un ballenero ruso para ir a la Antártida y contarlo en internet, o escala un trocito del Everest inmortalizando ipso facto la hazaña con una automática digital. El verdadero viaje, sin embargo, hay que hacerlo a lo más oculto de nosotros mismos, y por eso nada más oportuno que recorrer los países cercanos, las ciudades limítrofes, los barrios adyacentes. Por no hablar, por supuesto, de continuar la línea del metro hasta la última parada.

Jesús del Campo ha atravesado Castilla –ese extenso y solitario país que suele confundirse con España- para leer en sus aldeas los estratos de la Historia e injertar en ella el pósito de la literatura y el cine. En su libro encontramos "los secretos de la belleza castellana, que es subterránea". Son páginas en donde Jorge Manrique comparte protagonismo con Bruce Springsteen y Diego Velázquez con Butch Cassidy y Sundance Kid.

Al final, el viaje nos enseña que las nociones "cerca" y "lejos" son  harto arbitrarias y que, como diría el poeta, todos los mundos posibles están simultáneamente en el que nosotros habitamos. Hay que adentrarse con machete hasta los pliegues más  recónditos de nuestro espíritu. Quizá  con eso no seamos más sabios, pero aprenderemos a juzgarnos con mayor indulgencia.

Más Noticias