La trama mediática

El padrecito José Luis

Pónganse a salvo. El día menos pensado les meterán en un tren con destino a la estepa y acabarán en un gulag sin agua caliente, banda ancha ni, por supuesto, TDT de pago. ¿Que no están tan feas las cosas? ¡Quia! No conocen ustedes al Usain Bolt leonés de la crueldad. Menos mal que tenemos a Herman Tertsch para abrirnos los ojos desde su siempre mesurada -ejem- columna en ABC: "Resulta curioso que, con métodos por supuesto incomparables, a Stalin le costara más años que a Zapatero acabar con los órganos de control del partido. Y del Estado, porque la unanimidad vergonzosa del Consejo de Estado, con miembros que destacaron en su oposición al aborto aplaudiendo la nueva ley demuestra que en las instituciones también se ha consumado la operación. Tenían más conciencia y dignidad los soviéticos".

¿Exageraciones? Ya, ya... Pues sepan que Cristina López Schlichting y Nacho Villa también se han dado cuenta de las aviesas intenciones del inquilino del Kremlin madrileño. Contaba ayer la Agustina de Aragón de COPE: "Que un gobierno procure la ruptura de los lazos familiares es uno de los ejercicios más peligrosos de irresponsabilidad social", a lo que el sucesor de Federico apostilló: "Ese es, efectivamente, uno de los grandes objetivos del nuevo modelo de sociedad del Gobierno de Zapatero". La maldad se llama José Luis.

Nacionalismo y autoridad en las aulas

Y si no, será Josep-Lluís, porque -según hemos aprendido en años de empaparnos en la doctrina verdadera- también son finos esos vampiros impíos del norte y el nordeste peninsular. Por su culpa, los maestros del suelo patrio viven en una congoja permanente y vamos a tener que poner cimarrones de Prosegur en las aulas. ¿Se han perdido? Lean a Iñaki Ezkerra en La Razón: "Aquí las últimas generaciones no han visto más que a unos señores talluditos que decían que se pasaban por el arco del triunfo 'lo que dijera el Gobierno central'. Los hijos que hoy amenazan y maltratan a sus padres no son más que la traslación de ese modelo político a la vida cotidiana y privada". ¡Malditos nacionalistas periféricos!

Para terminar, una prueba de agudeza mental. Tienen diez segundos para decirme qué dato no cuadra con la verdad en el comienzo del editorial que dedicó ayer El País a la bochornosa pantomima de Benidorm: "Las imágenes del pleno en que se consumó la sustitución del alcalde de Benidorm, del PP, por uno del PSOE..." Si alguien se da de baja de un partido, ¿sigue militando? Ya.

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