La trama mediática

La foto

¿Qué color sale al mezclar obscenamente el amarillo bilis con el rosa víscera? Vean la portada de ayer de ABC y se harán una idea. "El presidente del Gobierno, su esposa y sus dos hijas, Laura y Alba, posan el miércoles por la noche en el Metropolitan de Nueva York con los Obama", decía, como quien silba a las nubes, el pie que acompañaba ya saben ustedes qué fotografía a tres cuartos de plana. ¿Derecho a la intimidad? ¿Protección del menor y la infancia? Eso es para estrechos deontológicos y mingafrías de la ética periodística. Se pixelan los rostros, y ¡a correr! Y esta vez el tamaño sí importa, porque poniendo la imagen tan grande no queda sitio para la cloaca valenciana. Se siente...

Más apañadito en el reparto de espacio, El Mundo sí traía en primera el Gaviotagate bigotudo, pero su reclamo fotográfico era el mismo, con regalito añadido en un editorial en el interior. "Ya dijimos que fue imprudente que Zapatero llevara a sus hijas en el viaje oficial, pues podía crear conflictos por su intención de proteger su intimidad". No contentos con este "Te lo advertimos, José Luis", en la edición digital del diario de Pedro Jota, una tal Sara Sáez nos ponía al borde del vómito con un alarde de redacción pedorra. Lean: "Como nunca las vemos, ahora nos damos cuenta de que las hermanas Zapatero han dado un estirón de los (muuuy) grandes y, como otros muchos adolescentes, ya despuntan maneras rebeldes y contraculturales. ¿Estarán pasando una mala época?" Literal.

Los obispos, la paja, y la viga

Y ahora, un misterio: El Parlamento tira la iniciativa de regañar a Benedicto XVI por decir en África que el Maligno se viste de funda de látex, y en lugar de celebrarlo, la Conferencia Episcopal se coge un rebote. Le faltó tiempo al portavoz del club de obispos, Juan Antonio Martínez Camino, para salir a su púlpito herciano, la COPE, a proclamar que llevar unas palabras del Papa a sede parlamentaria "contradice seriamente el principio de no intervención y lesiona el derecho de libertad religiosa".

Si son los purpurados los que meten sus casullas en las decisiones de los elegidos en las urnas, no pasa nada. ¿Por qué? He ahí otro misterio. Y aquí, un chiste: dice el vocero de los de la mitra sobre ICV, proponente de la reprobación, que es "un pequeñísimo grupo político español con una dudosísima tradición democrática". ¿No le explicarían en el seminario el chascarrillo bíblico de la paja en el ojo ajeno y la viga en el propio?

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