La trama mediática

Hijoputa Honoris causa

Dejen de buscar al hijoputa. La jaculatoria cañí que soltó el otro día la lideresa ante un micrófono con goteras era sólo un calculado acto electoral. Según Ignacio Ruiz Quintano, gurú de la comunicación pública con balcón a la calle en ABC, la lengua de esparto es el último grito para apañar votos. Atiendan a su explicación: "Al pueblo votante el tacazo de Esperanza Aguirre le ha sorprendido gratamente, pues cree que el lenguaje llano consiste en hablar como se piensa, y si esa mujer piensa así, será que es una mujer con dos... bigotes".

Eso es lógica, y no la de Aristóteles. Pero toda teoría es mejorable y si ya al final de la explicación nos olía a abrótano macho que era un primor, en el corolario que se saca de la sobaquera el sabio, el hedor es insoportable. Tápense el napiamen: "Lo que se quiere decir es que, ayuno de masculinidad, el pueblo se viene arriba sólo con que una señora bien suelte un tacazo como los que se supone deberían estar soltando los dos tiranillos de la trona que representan al poder y a la oposición".

Qué quieren que les diga. Tampoco hay que aceptar la tesis así como así. Hay eruditos que apuntan en otra dirección. Para Alfonso Ussía, catedrático en hijoputología en la universidad a distancia de La Razón, el do de pecho de la presidenta madrileña bien pudo ser un elogio superlativo: "El 'hijoputa' de Esperanza Aguirre puede ser cualquiera, e incluso, Esperanza ha podido emitir en privado su calificación en sentido admirativo".

Burgos y Prieto suman y siguen

Hasta que no haya consenso, servidor seguirá usando el vocablo en su forma elíptica. Parece un contradiós gramatical, pero sé lo que me digo y seguramente lo sabrán ustedes a la vista del próximo manojo de líneas que les transcribo. Su autor es Antonio Burgos en ABC: "Aún tenemos secuestrados a los cooperantes catalanes modelo Dolce Gabana no se sabe ni en qué país de la alianza de civilizaciones, y ni sabemos lo que nos costó liberar al atunero de bandera vascongada de las garras de los civilizadísimos piratas somalíes". ¿Lo ven?

Y si necesitan un ejemplo más, arriesgamos hasta el pleonasmo con la ayuda de Martín Prieto, que debía de ser el único columnero de La Razón que no había parido su chanza sobre el desayuno de oración yanki: "¿Imaginan que una vez al mes ZP organizara en La Moncloa un oratorio por la familia, dirigida por Pedro Zerolo y aunque fuera multirreligiosa? Al menos, Sonsoles sabe cantar". Comprendido.

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