La trama mediática

España, en manos de Dios

Ya era hora. Por fin alguien propone una medida para salir del abismo que no consiste en adelantar las elecciones ni en mercadear el silencio de los llamados agentes sociales. Preclara, como en ella es marca de la casa, Cristina López Schlichting nos exhortaba el lunes desde Cope a imitar al presidente del Gobierno. ¿Que improvisemos? ¡No! Que recemos, como hizo él en Washington: "Trabajen, eduquen a sus hijos lo mejor que sepan, amen a sus semejantes y, si saben, recen". No está mal la receta, aunque lo que es insuperable es el diagnóstico, anunciado por la calesera episcopal con singular patetismo: "España está en manos de Dios y de sus ciudadanos. Como en la Reconquista, como en el descubrimiento de América, como en la Guerra de la Independencia".

Profundísimo pensamiento. Ni se les ocurra buscar algo así en las inferiores y vacuas mentes de los que se dicen progresistas. Como advierte César Vidal en su penúltima tesina publicada en La Razón, todos los cacúmenes privilegiados de la historia patria derrotaban por el mismo flanco, ya saben ustedes cuál: "En ese terreno, el caso español resulta todavía más deplorable porque la izquierda no ha dado a un solo pensador digno de ese calificativo. De Ortega a Marañón, de Jovellanos a Unamuno, de D’Ors a Menéndez Pidal, todo ese sector social que los rusos denominan 'inteliguentsia' ha militado en la derecha, fuera autoritaria, católica o liberal". Faltan en la enumeración Marujita Díaz, Millán Astray y él mismo. Cosas de la prisa al escribir y de la modestia.

Tertsch contra los orantes consortes

También podría estar en esa lista Hermann Tertsch, que cuando iba por el carril izquierdo no se comió una higa y ahora, pegado al arcén diestro, se ha convertido en luminaria de Occidente. Su deslumbrante luz señalaba ayer desde ABC -tarde andaba- a muchos de sus viejos amigos que acompañaron a Zapatero a los famosos rezos de hace una semana. Después de tildarlos de "cursis supremos" y "vergüenza total para cualquier librepensador", el llanero de la bata a cuadros remataba sin piedad a los orantes consortes: "Lo malo es que con estos chicos se ha acabado realmente el pudor. ¡Qué vergüenza! Todos, lo que se dice todos los responsables de la libertad de prensa en este país haciendo corte humillante de un presidente acabado que ha hundido a su país en seis años. Hay que buscar a algún enemigo en tiempos de guerra para encontrar a alguien que haya hecho más daño a este país".

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