La trama mediática

Juegos prohibidos en Moncloa

Lo de los indios y vaqueros, las comiditas y los médicos no se lleva en la ludoteca de Moncloa. Según El Mundo, el niño grande que la habita prefiere agasajar con otros juegos a sus amiguitos. "Zapatero juega con Montilla a que Cataluña es una nación", contaba ayer en primera el diario pedrojotesco, enfadado por el sagrado lugar del palacio donde tuvo lugar la travesura: "El 'Honorable' compareció en la misma sala que los mandatarios extranjeros". ¡Pero si ahí sólo pueden jugar los mayores!

Escandalizado por el atrevimiento de los talluditos rapaces, en las mismas páginas, Luis María Anson blandía la Biblia y preguntaba: "¿Venderá Esaú Zapatero la unidad de España por un plato de escaños catalanes?". Tramposete, el académico ya había contestado a la pregunta citando un presunto antecedente del malandrín monclovita: "Pero ¿qué es lo que quiere Zapatero, el embustero? Quiere los escaños catalanes. A los vascos les ha regalado ya CajaSur para que el PNV vote los Presupuestos Generales del Estado".

Antes de que desde el norte levanten la mano para protestar por la mentira, nos rendimos a otra, enunciada con la preceptiva convicción por el editorialista de La Razón: "La fuerza del socialismo en Cataluña nunca ha sido ejercer de nacionalistas. Una elección tras otra perdieron frente a Pujol porque se alejaron del sentir de la mayoría de sus votantes en las elecciones generales". Claro, por eso gobiernan con el discurso más catalanista de su historia.

España, maltratada por los catalanes

Aquí hay un problema, ¿no creen? Desde ABC, Edurne Uriarte nos aclara cuál es: "El problema de España es, crecientemente, el malestar de España. El malestar de los españoles que se sienten maltratados por Cataluña". Con su natural belicoso, también en el vetusto diario, Hermann Tertsch viene a decirnos cómo se debería arreglar el pleito: "Este discurso grotesco con el que el Gobierno intenta ocultar sus vergüenzas y evita debatir sus fracasos podría habernos llevado ya a las manos".

Aunque les sorprenda, Carlos Dávila se muestra partidario de la solución deportiva. En su soflama diaria en La Gaceta se felicitaba por la presencia de la selección española de basket en Vitoria: "Me temo mucho que los independentistas (que no son tales, sino terroristas con facha de guarros) van a soportar el entusiasmo que suscita un enorme equipo deportivo. Al fin, el deporte está construyendo lo que Zapatero destruye: la unidad de España".

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