La trama mediática

La herejía de Hawking

No rompan aún sus carnés de católicos. Él no lo sabe, pero lo que ha hecho en realidad Stephen Hawking es probar la existencia de Dios en lugar de negarla. El editorialista de Cope -no iba a ser el de Mundo Obrero- nos alivia con la interpretación correcta: "Stephen Hawking afirma que el universo pudo surgir de la nada, gracias a la existencia previa de una serie de leyes físicas. Pues bien, por lógica ese mismo argumento debería llevar a concluir la existencia de Dios". Ya, y también la del ratoncito Pérez.

No pongan esa cara de sarcasmo. La Iglesia, nos dice el sabio adoctrinador de la cadena episcopal, siempre ha estado al lado de la ciencia: "Si la razón humana ha avanzado tanto en el conocimiento del universo ha sido gracias al cristianismo, que superó los antiguos cultos a los astros y permitió al hombre lanzarse a estudiar el mundo sin temor, convencido de que todo había sido creado por Dios en un acto de amor". Que se lo pregunten a Galileo.

Siguen sin tragar, ¿no? Eso es porque carecen del olfato del bloguero de La Gaceta Juan Bosco Martín Algarra. A él no se la dan con física: "No se ha fumado nada don Stephen, aunque desvaríe un poco. Lo que no se le escapa a don Stephen es que soltar una parida teológica suficientemente escandalosa como para copar todas las portadas en vísperas de la visita del Papa Benedicto XVI produce unos réditos editoriales impresionantes. En eso sí que es listo". Vaya, era por la pasta.

Camps sí existe, seguro

Dejemos el terreno de las especulaciones y vayamos al de las certezas. Camps sí existe, para tormento de Rajoy, que lo confirmó entre dientes como candidato del PP en las próximas autonómicas valencianas. "No hay razones para lo contrario, pues pese a las campañas y manipulaciones, Camps es el hombre de las mayorías absolutas del PP en Valencia", se ufanaba el editorialista de La Razón.

Lo normal en la prensa de orden, pensarán. No está tan claro. Ignacio Camacho, capo de la opinión de ABC, no parecía muy convencido. Escruten: "El visto bueno de Rajoy lleva una cláusula condicional implícita. Es simple: el deber de Camps consiste en concurrir a las elecciones y ganarlas o retirarse si acaba imputado antes de que se celebren". Ahí, por lo menos, cabía la duda. En El Mundo, Antonio Lucas la descartaba de plano: "Por más vueltas que le doy, y por más que miro y olfateo, nadie me convence de que lo que he pisado no es mierda". Sí, eso iba por lo de Camps.

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