La trama mediática

De la inmersión al chapuzón

Reedición número ene de la trifulca lingüística en Catalunya. "Que se vayan de una vez", clama Carlos Dávila en el encabezado de su recuadrito de La Gaceta. Arrojada la piedra, eso sí, esconde la mano. Él no es tan hooligan: "La gente que no odia ni mucho menos a Cataluña, pero que no soporta a estos políticos secesionistas, está a punto de gritar algo tan improcedente como esto: 'Si tan mal están, que se vayan de una vez'. ¿O no lo escuchan ustedes?" Como si colara.

Tal que si estuviera replicando al director intereconómico, Salvador Sostres saca su partida de nacimiento en El Mundo y sentencia que los catalanes descontentos son dos y mal contados: "Estoy convencido de que los catalanes queremos ser una región de España. Es lo que siempre hemos preferido, lo que siempre hemos votado, por nada más nos hemos alzado, por nada más hemos luchado". José Antonio Vera, acuñador de verdades redondas de La Razón no parece muy conforme con la tesis: "Aquello se ha convertido en una tiranía lingüística que vulnera el Estado de Derecho al no respetar las normas básicas e incumplir las sentencias de los tribunales. El PP no puede transigir ante semejante tropelía".

La denominada lengua propia

Como complemento al aviso a navegantes, Tomás Cuesta tira de la munición más gruesa en su columna de ABC: "Las autoridades políticas y académicas de Cataluña han logrado que generaciones enteras de jóvenes acaben sus estudios con un más bien escaso dominio de la denominada lengua propia y con un manejo del castellano que les da para salir del paso; lo mínimo para viajar por el resto de España con unas ciertas garantías de conseguir alojamiento, comida y un plano callejero". Si no es un insulto, lo parece.

En el cambio de tercio a la ciénaga económica, el editorialista de Libertad Digital presenta su candidatura al Nobel de la cosa: "Nuestra economía se encuentra, desgraciadamente, en el pelotón de las que menor crédito merecen. No, desde luego, porque el sector privado, en especial el bancario, no haya hecho esfuerzos extraordinarios por sanearse". Esfuerzos extraordinarios por sanearse. ¡Los bancos!

Tras ese chiste, el que pretende Luis María Anson en El Mundo queda en nada. Aún así, no se libran del comienzo: "Me han nombrado presidente de la Fundación de la Lenteja de Renka, hormonada para la Estimulación Sexual de la Mujer Lesbiana". Imaginen el resto de la pieza.

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