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Teletrabajo y crianza

Mónica de Tomás

Cabeza de familia monomarental, y lectora de Público

Teletrabajo y crianza
Las familias monoparentales encuentran más dificultar para compaginar el teletrabajo con la crianza. Foto de Charles Deluvio / Unsplash.

Otro día más de teletrabajo en casa. Hoy mi jefe me ha enviado un mensaje para decirme que quizá la empresa quiera que me incorpore físicamente a la oficina en unos días.  Hace dos semanas lo hizo para decirme otra fecha. Entre tanto, hablando con el comité de empresa, me informan de que me puedo incorporar quince días más tarde, por motivos de conciliación familiar y que en mi caso, puedo teletrabajar hasta septiembre si así lo solicito. Mi jefe no me ha dicho nada. Me marea con la fecha de incorporación día sí y día también, algo que me genera mucho estrés, y no ayuda para organizar de nuevo mi vida.

Soy la madre de una familia monoparental, con una niña de 18 meses, y sin guardería hasta septiembre, como nos  dijeron ayer. En mi trabajo, perfectamente "teletrabajable" por ser puramente de oficina, se empeñan en un presencialismo incomprensible. Según mi jefe, desde que estamos en casa no rendimos.

Yo les invito a vivir mi día a día mientras estoy en la mayoría de los proyectos del departamento dando el 120% otra vez más. Ni pagado ni agradecido.

Me levanto a las 7:10 de la mañana, o mejor dicho, me arrastro de la cama sigilosa para que mi niña, -que previsiblemente sobre las 3 o  las 4 de la madrugada habrá venido corriendo a mi cama-, no se despierte y yo pueda trabajar un rato. Si todo va bien, a las 8 estoy conectada, aunque puede que en ese tiempo la niña se despierte, San Pocoyó me ayude un poco y quizá no me conecte hasta las 8:30.

A las 9:30 viene B. que es mi niñera, mi ayudante, y ya mi amiga, y me ayuda 5 horas con la niña. Me encantaría que estuviera más, pero no puedo pagar más horas. Aún así, me siento afortunada de poder tener al menos este apoyo. Sé que muchas familias no se lo pueden permitir. Ella se va a las 14:30h, cuando ya hemos comido. Si es posible, paro de 13 a 14h y me vuelvo a conectar. B. me deja a la niña dormida (sagrada siesta) y aprovecho a trabajar hasta las 15 o 15:30h. Descanso un poco... no puedo más. Me vuelvo a conectar a las 16-16:30h, aguanto a la niña hasta las 17:30h que ya reclama la merienda como si no hubiera comido. Se acabó, suspendo hasta la noche.

La tarde es para mi hija, aunque al tener el móvil no puedo desconectar de verdad y  me tiro toda la tarde viendo los correos que entran. Hay un jefe y un compañero que escriben correos y WhatsApp a cualquier hora, hasta los fines de semana.

A las 10 de la noche, con mucha suerte, consigo dormir a la enana. A veces tardo más, depende del día. Da igual, cuando se duerme me vuelvo a conectar, y normalmente me dan las 12 de la noche.

Y ya me ducho, ceno y a dormir, al final otra vez son las 2 de la mañana cuando me voy a la cama.

Mañana, vuelta a empezar. Así llevo meses. Y todavía me dicen que "en casa no trabajamos."

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