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Qué manera de sufrir, Cayo

Qué manera de aguantar, qué manera de sufrir...  Los versos forman parte, como todo el mundo sabe, del himno que Sabina compuso al Atlético de Madrid por su centenario, pero pueden valer también a Izquierda Unida. El último incidente en la formación ha sido la deserción de Rosa Aguilar, que ha abandonado la alcaldía de Córdoba para sumarse al equipo socialista que dirige la Junta de Andalucía. "Si se va una rosa, vendrán miles de rosas y claveles", reaccionó con desdén el coordinador de IU, Cayo Lara.
Labriego de Argamasilla del Alba, Lara tendrá amplios conocimientos del reino vegetal, pero, en política, las flores no llegan a una formación con sólo invocarlas. IU tiene muchos problemas. Uno muy importante, sin duda, es la ley electoral, que castiga con especial severidad a esta formación en beneficio de los dos principales partidos de implantación estatal, el PSOE y el PP. (A propósito: en contra de la creencia generalizada, la ley no otorga una excesiva representación a los partidos nacionalistas y regionales; lo que sí les confiere es un mayor peso en el juego de las alianzas parlamentarias en la medida en que IU tiene mermada su capacidad de inclinar por sí sola la balanza).

Hay que saber aguantar y sufrir para ser simpatizante de IU y observar cómo se pierden sus votos por millares al no superar las barreras que impone la ley. Pero la mecánica electoral no es el principal problema de la formación. En las elecciones generales de 1996, bajo el mando del Julio Anguita y con la misma legislación, IU obtuvo 2,6 millones de votos y 21 diputados en el Congreso. En 2008, con Llamazares al frente, sólo rascó 963.040 votos y dos diputados (sumado el de ICV).
Podrá explicarse el éxito de Anguita por la famosa pinza con el PP. Pero el hecho cierto es que IU consiguió entonces una voz política clara que atrajo a muchos votantes. Cayo Lara transmite vigor político e integridad. En lugar de centrar su estrategia en la reforma electoral, debería conquistar las "rosas y claveles" con mensajes osados y atractivos. ¿Por qué no intenta aglutinar a las distintas fuerzas minoritarias de izquierda para plantear a Zapatero un pacto de gobernabilidad, sin esperar a que el presidente tome la iniciativa mediante negociaciones con cada partido por separado? Es sólo una idea. Habrá muchas más. Está en manos de Lara que IU no acabe coreando: "Qué manera de palmar...".

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