El óxido

¿Salvar Europa?

¿Está sirviendo la Cumbre de la UE para salvar a Europa del abismo? La respuesta que se está dando en los medios de comunicación tras los acuerdos de anoche es afirmativa. Y es cierto que la Unión Bancaria es un paso adelante en la construcción europea y que las medidas tomadas para aliviar la presión de los mercados de deuda a España e Italia nos da un respiro. Pero la opinión publicada europea, más que la opinión pública, es tan volátil como los mercados financieros y lo que ayer era casi el obituario del euro y de la Unión Europea tras el homicidio negligente de Merkel y sus adláteres del Norte de Europa, hoy se ha transformado en una celebración de los avances hacia una Europa más fuerte y más unida. Tanto es así que ya hay quien empieza a sugerir que esto pudiera ser el primer paso hacia una verdadera unión política.

Pues bien, ni tanto ni tan calvo. Es cierto que las medidas tomadas anoche son positivas para sacar momentáneamente del abismo a países tan importantes como España e Italia que hace tan solo unas horas andaban en la cuerda floja de la crisis de deuda y cuya caída rompería la red de Europa. Pero son medidas puramente paliativas para un paciente agónico. Europa llega tarde a todo, lastrada por la burocracia política y legislativa. Y en un mundo donde las comunicaciones son inmediatas lo cual, por cierto, es hábilmente utilizado por los mercados financieros, es imposible buscar soluciones para un problema que tenía que haber sido resuelto ayer con unas medidas que en muchos casos tiene que pasar por los 27 parlamentos de turno previa negociación, siempre complicada, de los Jefes de Gobierno. No en vano la inicial euforia de los mercados de deuda ante los acuerdos del eurogrupo se ha tornado en una nueva subida de la prima de riesgo.

Las única solución para la encrucijada en la que vive Europa pasa por una mayor construcción europea que aborde de una vez por todas la unión política. Pero incluso para esa tarea hercúlea los líderes europeos ya han quemado casi todas la naves. Difícilmente se puede construir más Europa sin una legitimidad social y democrática que la avale. En democracia no hay potestas sin auctoritas y quienes mueven los hilos de Europa tienen cada vez menos de lo primero y casi nada de lo segundo. Se trata de un suicidio colectivo de una Europa que está echando gasolina en la hoguera del antieuropeísmo.

Ya no vale invocar a la tan manida cesión de soberanía para oponerse a la unión política. La soberanía ya está, en parte, cedida a un directorio de dudosa legitimidad. Ahora se trata más bien de la construcción de una soberanía europea que supere los intereses nacionalistas y construya una comunidad política sustentada en conceptos como ciudadanía, opuesto al de nacionalidad. El problema es que cada tirita que pone Europa en el brazo amputado es un paso hacia la autodestrucción de una Unión Europea que se desangra. Más pronto que tarde se cruzará la zona de no retorno y ya no habrá unión que valga para unos ciudadanos hartos de una Europa que les da la espalda y que además es ineficaz. Con unos líderes que, a diferencia de los padres fundadores, no miran más allá de sus fronteras difícilmente será posible la supervivencia de ese proyecto de paz perpetua que pretendió ser un día la Unión Europea.

Merkel2

Más Noticias