Balagán

Bnei David

La escuela rabínica Benei David (Hijos de David) se encuentra en el asentamiento de Eli, en la Cisjordania ocupada.

El diario Makor Rishon, vinculado a los colonos judíos, informa que representantes de Benei David tienen previsto reunirse inmediatamente con representantes del Shin Bet para lograr un acuerdo que impulse el enrolamiento de sus estudiantes en los servicios secretos israelíes.

El diario explica que después de haber entrado en los cuadros del ejército, donde hay un gran número de estudiantes de esta escuela rabínica, el siguiente paso consiste en repetir la operación en los servicios secretos, todo ello con la bendición del primer ministro Benjamín Netanyahu.

La escuela rabínica Benei David se fundó hace 25 años y su página web dice que durante estos años "ha llevado a cabo una revolución silenciosa en el ejército". También dice que a sus alumnos "les inculca amor a la Torá, a la Tierra de Israel y al pueblo judío". "Nuestros estudiantes respiran una atmósfera de idealismo, sacrificio y espíritu de combate", dice la página web de la escuela rabínica.

Makor Rishon, por su parte, dice que en los pasados 25 años, Benei David ha impulsado toda "una generación de oficiales religiosos de alta graduación" entre los que se encuentra el coronel Ofer Winter, jefe de la Brigada Guivati, "y otros muchos que han servido como oficiales de combate".

En la actualidad en la escuela rabínica Benei David hay más de medio millar de alumnos, y el 40 por ciento de los que han estudiado anteriormente han sido oficiales del ejército, "la inmensa mayoría en unidades de combate".

"Ahora, quizás porque el director del Shin Bet, Yoram Cohen, usa kipá sobre su cabeza, intenta la escuela rabínica llevar a cabo un proceso de integración similar en la organización de inteligencia... que hasta ahora había tenido sus puertas cerradas a quienes usan kipá", dice Makor Rishon.

La operación no puede extrañar a quien siga de cerca los procesos que tienen lugar en Israel, donde la religión y el nacionalismo, cada vez más extremos, van copando cada día a mayor velocidad los puestos claves del Estado, no solo en las esferas política y militar sino en todas, incluida también la de los servicios de inteligencia.

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