Cartas de los lectores

19 de junio

Francisco Granados
Se ha convertido en un personaje tan conocido, reconocible, obvio y encasillable como pudiera serlo Paul Madvig, el famoso personaje de La llave de cristal de
Dashiell Hammett. Es un individuo que ha acaparado un poder extraordinario en la Comunidad de Madrid: ex alcalde de Valdemoro, secretario general del PP madrileño, consejero de Justicia e Interior, vicepresidente de la invisible Fundescam y presidente de la comisión que investigó el tamayazo.
David Merino, ex directivo de la constructora DICO –la sexta de España, hoy en suspensión de pagos– ha calificado a Granados como el más sucio del mundo y dos ex concejales de Torrelodones le han vuelto a retratar. Las sospechas contra él son muchas: espionaje, cohecho, prevaricación, chantaje, extorsión, encubrimiento, etc. Pronto veremos hasta dónde llega la verdad y a partir de dónde empieza la leyenda. Es el escudero de Esperanza Aguirre. El lugarteniente que vela celosamente por los intereses de su presidenta.
Mario López Sellés/Madrid

La democracia iraní
Hasta la fecha, Irán es visto por algunos como uno de los países que más cerca está de una democracia de corte moderno o, por qué no decirlo, occidental. A pesar de ser un país regido por una teocracia islámica, las mujeres tienen derecho al voto, pero pese a estos avances con respecto a otros países musulmanes –ya que Irán no es un país árabe sino persa–, la toma de decisiones relativas a la seguridad, política exterior y otras potestades de primer orden están en manos del aya-
tolá Alí Jamenei, al cual nadie ha elegido de forma democrática. Por lo tanto, ¿de qué democracia estamos hablando realmente?
Podríamos recordar la época del moderado Mohamed Jatamí, el cual era más favorable al entendimiento con Occidente, al no actuar de una forma tan díscola y agresiva como el actual presidente de Irán, Ahmadineyad. Este ha logrado la reelección de una forma un tanto turbia, según denuncia la oposición.
En los disturbios posteriores a la publicación de los resultados electorales ya han muerto cerca de una decena de personas, por ello me pregunto si ciertamente se puede catalogar como democracia a la nación persa y es que las palabras, si no se aplican correctamente, se corre el riesgo de desvirtuar su significado. A mis ojos, Irán no es una democracia, el hecho de que todos puedan depositar una papeleta no lo convierte en ello.
Jorge Ipiña Pando/Bilbao

La ley de muerte digna
Quiero expresar públicamente mi apoyo a la Ley andaluza de Dignidad ante el Proceso de Muerte. Esta normativa sitúa a Andalucía a la vanguardia en el reconocimiento de derechos civiles y a su política sanitaria como un referente en España y en muchos lugares del mundo.
Es una norma necesaria y beneficiosa tanto para los enfermos y sus familias, que tendrán claros sus derechos, como para los médicos, que podrán actuar sin temer que se produzcan casos como el de la persecución de la Comunidad de Madrid al equipo del doctor Montes, en el que intencionadamente se confundieron términos como eutanasia y sedación de enfermos terminales.
Se trata de una ley respetuosa con la actual legislación estatal, que regula y define toda una serie de prácticas que hasta ahora estaban sujetas, en caso de dificultades, a una interpretación subjetiva y a veces interesada, tal y como ocurrió en la Comunidad de Madrid en el caso Severo Ochoa, que dejaba desprotegidos a pacientes, familia y a los propios médicos.
Además, valoro de forma positiva la regulación que la ley realiza del derecho a la objeción de conciencia de los médicos, ya que obliga a que los profesionales informen sobre qué aspecto de la ley objetan, ya que no contempla la objeción a la ley en general e impide que determinados centros hospitalarios se declaren objetores al reconocer la objeción de conciencia como un derecho individual.
Quiero hacer un llamamiento a todas las administraciones públicas para que sigan el ejemplo de la Junta de Andalucía, porque tal y como han afirmado los autores de la ley, la muerte forma parte de la vida y resulta realmente cruel e injusto prolongar el sufrimiento de los enfermos y las familias inútilmente. Además, creo que es necesario ir más allá e impulsar un debate social sobre la eutanasia.
Raúl Santiago García/Santander

Renfe y los mayores
Renfe ha incrementado las tarifas para subir a Cotos desde Cercedilla de una manera escandalosa. Anteriormente cada viaje valía 3,48 euros y en la actualidad 5 euros, es decir, ha subido el 46% para todos los viajeros. Además, han decidido de manera arbitraria que no se puede utilizar la Tarjeta Dorada, que para los mayores de 60 años significa un 40% de descuento, por lo que, para este colectivo, la subida ha sido del 139%. Me parece totalmente intolerable.
Además, en algunas estaciones no hay taquillas para adquirir los billetes, por lo que han habilitado máquinas expendedoras. En este caso, no podemos sacar el billete con la Tarjeta Dorada para el resto del trazado de la red.
Ante esta eventualidad nos obligan a sacar un billete normal, sin descuento, para que después, cuando lleguemos a una estación con ventanilla, nos devuelvan el dinero correspondiente al descuento, cosa totalmente incomprensible y que da lugar a infinidad de problemas. Resulta desconcertante que Renfe ofrezca un generoso descuento a los usuarios mayores y a la hora de la verdad les haga casi imposible beneficiarse de él.
Fermín Conesa/Madrid

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